Parte 17

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Era una llamada de Shinichi, su tan queridísimo Shinichi. Pulsó el botón y un poco nerviosa pronunció:

- Sh..Shinichi eres tú?

- Claro que lo soy. ¿Acaso ya has olvidado mi tono de voz?.

- ¡Claro que no idiota!, es solo que...en fin, me alegro que estés bien.

Charlaron durante unos breves minutos, hablaban sobre el colegio, los exámenes y la posibilidad de volverse a encontrar. Todo sucedía con armonía y tranquilidad. Los pequeños minutos se convirtieron en un cuarto de hora. Ran estaba a punto de colgar hasta que Shinichi lo interrumpió.

- Cierto Ran, debo decirte algo...

- ¿Qué es, Shinichi?

- No salgas para nada de tu casa por el resto del mes, ¿está bien?. He escuchado rumores que sucederán cosas peligrosas y no quiero...que...salgas involucrada.- dismuniyó el tono de voz en sus últimas palabras de tal manera que Ran no pudo entenderle totalmente.

- No entendí la última parte.

- Solo has lo que te digo, ¿vale?.- Apenas terminó de decirlo y colgó el móvil inmediatamente.

Para Ran, sus palabras sonaron extrañas. ¿Qué rumores tuvo que escuchar Shinichi para decirme que no salga de la casa tan radicalmente?. Supuso que se refería a los acosadores, pervertidos y asesinos que corren por las calles de beika así que no le tomó gran importancia. Además, un gran evento los esperaba a la vuelta de la esquina, una invitación directa de unos de las personas de alto rango. Lugar donde todo iba a estar lleno de lujos y gente de la aristocracia japonesa. No correría ningún peligro, o...si?
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Pasaron los días, hasta que llegó con tan esperado momento. Ran decidió seguir el extraño consejo de Shinichi. Evitó salir después de la escuela y le pidió a su padre que haga las compras por ella para salir lo menos posible. Aún no entendía porqué pero tan solo el hecho de pensarlo se le comía la mente.

Todos en la casa estaban ocupados, especialmente Ran, ya que debía de arreglar a dos bebés: a su padre y a Conan.

Ran se puso su hermoso vestido azul marino. Los cristales que estaban incrustados en la toda la parte de arriba brillaban por toda la habitación debido a la luz de reflejaban. Se aplicó un poco de base, una ligera combinación de marrón y azul oscuro para los párpados, una ligera capa de rubor y un labial rosado con brillos para suavizar el fuerte color del vestido. Se ató una media cola y usó el rizador para darle un poco más de forma a su flequillo y a ciertas mechas del cabello para que no luzcan tan alborotadas.

- ¡Ya estoy lista!, ¿Qué tal me veo?- salió del cuarto luciendo su deslumbrante vestido.

- Ran onee-san te ves bellísima, pareces una estrella de hollywood.- dijo mientras admiraba asombrado.

- Pss pues claro mocoso, heredó mi belleza.

- No creo que haya heredado la belleza de ti papá, pero bueno- pensó.

- Es tu turno ahora Conan-kun. Ven, déjame ayudarte. Y papá...con respecto a ti...espero que cuando regrese con Conan-kun, ya estés listo.- le lanzó una mirada amenazadora. Podía lucir con una miss Japón pero era capaz de lanzarle una patada a la cabeza.

- S...si..., no te preocupes.

Ran sacó el gran traje que tenía guardado desde la compra, lo ayudó a ponerse el chaleco y abrochar los botones del saco. Por último, buscó su corbatín. No era muy formal como los otros pero tenía la esperanza de que si lo usara recordara algo. Tocó el corbatín y sintió algo extraño en la parte de atrás, algo como metálico. Giró para ver qué era lo que su tacto percibía. Era un mecanismo inusual, con aspecto de caset, tenía dos botones que giraban en ambas direcciónes y vio en el medio algo como un micrófono. Decidió girar uno de ellos y un poco miedosa pronunció unas pocas palabras.

Revelado por las memorias Detective Conan FanficDonde viven las historias. Descúbrelo ahora