KISSES 「emiliaco」

Nada.

—Joaco, no lo hagas.

Emilio terminó de beber su jugo luego de la orden que le dio a su mejor amigo. Se levantó perezosamente de su asiento y tiró la cajita.

—Emiliooo —protestó su amigo dando pequeños saltitos— Es sólo jugar al corre que te atrapo —intentó otra vez de convencer al mayor y este negó.

—No seas idiota y terco Joaco, puedes tropezar —gruñó Emilio volviendo a su asiento. Joaquín lo siguió junto a sus bufidos.

—Te prometo que le haré unos buenos lazos a las agujetas, tan sólo... ¿Puedo jugar? —preguntó otra vez el menos y Emilio suspiró cansado.

—Más te vale ahora hacerte un buen lazo, no quiero ir a tu fiesta de cumpleaños en un hospital porque te raspaste la rodilla — Emilio aceptó y Joaquín lo abrazó fugazmente para luego seguir su petición.

La inocencia de ambos pequeños era conmovedora, al igual que el desenlace de la anécdota.

—¡Duele! —chilló el de ojos color miel entre lágrimas mientras la enfermera desinfectaba su rodilla.

–Duele porque está desinfectando, Bondoni —la enfermera respondió justo al mismo tiempo que llamaron a la puerta— ¿Quién eres? —preguntó cuando vio una cabeza rizada tras la puerta.

—Emilio Osorio —entró sin invitación contestando a su pregunta— Sé que es un honor conocerme —comentó y se acercó a Joaquín. La enfermera detuvo su tarea sorprendida por la actitud particular de el mejor amigo del herido.

—Perdón pero, ¿Qué necesitas, Emilio? —la enfermera exclamó estupefacta.

Emilio caminó hasta ella y la ignoró olímpicamente. La esquivó y llegó hasta donde su amigo. Se arrodilló frente a él y besó un milímetro más arriba de la herida.

–¿Mejor? —preguntó Emilio. Joaquín limpió el rastro de sus lágrimas.

—Mejor —concordó el herido dedicándole una sonrisa.

Y así, cada beso era sinónimo de medicina para cualquier dolor.

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Esta historia es completamente propiedad de AnonymousWriders , yo sólo la adapto. Todos los halagos y derechos a ella.

Le agradezco muchísimo que me dejara hacer esta adaptación de su hermosa historia ❤️