Tercer intento: 20 años.

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Era incómoda toda la situación. Realmente ahora Joaquín extrañaba de sobremanera a Mateo porque era el único que podía salvarlo de situaciones como aquella, aunque claro, Mateo era sinónimo de muerte y había estado muy cerca de él las últimas 2 semanas.

Emilio, Joaquín y Lucifer iban rumbo al nuevo apartamento de Emilio que rentaría por un par de meses. Había pedido traslado a otra sucursal mecánica, pues ahora a eso se dedicaba, por lo tanto tenía todo bajo control, mientras que, por otro lado, aún Joaquín estaba un poco deprimido por retrasarse en la universidad, pero también estaba tranquilo porque podría relajarse, estudiar por su cuenta para no perder el ritmo, además de estar pendiente por la llamada de su mamá, con quien aún no charlaba desde que se enteró de su negativo diagnóstico.

—Joaquín, ¿algo fuera de lo común que quieras comer? —pregunta Lucifer, atrayendo la atención del castaño que eleva su mirada, que la fija al frente.

—Sólo a tu novio...

—¿Qué? No te oímos, amigo —chilla Emilio, bajando el volúmen de la radio.

—Salame con pollo  —dice en voz alta y la pareja se mira confundida, para luego observar al castaño por el espejo retrovisor— ¿Qué? ¿Dije algo malo?

—Estás raro, ¿te sientes mal? ¿quieres que volvamos? ¿llamo a Troy? —comienza con un cuestionario Emilio, y Joaquín rueda los ojos para luego negar. Ya le estaba hartando un poco su sobre-protección, tenía que confesarlo.

—Sí, necesito urgentemente una descarga eléctrica para que se me pare el pene...

—¡Joaquín! —grita Emilio frenando el vehículo, provocando que los ocupantes se inclinen por segundos hacia adelante. Luego se voltea bruscamente para enfrentar a su mejor amigo— ¿Por qué estás enojado ahora?

Porque no has querido hablar de como te metía la lengua hasta la garganta y saboreaba tu cena de dos semanas atrás...

—¿Yo? ¿enojado? pff, ¿cómo crees? Estoy feliz, mírame. Mi mamá se muere al otro lado del país, estoy convaleciente luego de una peligrosa operación, me retrasaré en la universidad y ahora vuelvo a ser una carga para mi mejor amigo. Estoy feliz, si quieres salgo y pones la cancioncita del reto donde el auto sigue en marcha y bailas, en una de esas tengo suerte ¡Y ME PASA UN CAMIÓN ENCIMA!

—Realmente optimista... —susurra Lucifer y Joaquín rueda los ojos. Emilio copia la acción de su amigo.

—¿En algún momento madurarás? —pregunta Emilio frustrado, volviendo a poner en marcha el vehículo.

—Sí, cuando dejes de chuparte los dedos luego de comer cheetos —responde Joaquín cruzándose de brazos en su asiento, sin importar que tal posición lo deja un poco agotado.

—Estás gruñón porque debes estar en abstinencia por todo un mes —une las piezas del puzzle Emilio, logrando que Joaquín vuelva a gruñir enojado, pues esta vez sí le había dado en el clavo.

—No lo toleraré, ya he estado en esta posición y no lo logro. Fracasaré,  y por una maldita erección terminé en urgencias otra vez con paletas en mi pecho intentando volverme a traer a la vida —exclama con dramatismo el castaño, recostándose en los asientos traseros del auto.

—¿Hola? Estoy aquí, yuju... estás hablando de tu vida sexual conmigo aqu... —pero antes que Lucifer terminará de reclamar, Emilio se involucró.

—Nada de sexo, Joaquín —recuerda con fastidio el mayor, logrando que su mejor amigo, volviera a sentarse como corresponde en los asientos traseros.

—Por favor, no seas hipócrita. Tú eres adicto al sexo, además de que le metes el demonio a Lucifer hasta por las orejas. ¡YO TAMBIÉN QUIERO QUE ME LA METAN!

KISSES 「emiliaco」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora