Décimo intento: 20 años.

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Ambos compartían una extraña atmósfera mientras estaban en la sala de estar del departamento. La famosa Tiana se había ido, al igual que Naveen, pues aunque no comprendió a qué diablos se refería Emilio, Joaquín lo convenció que, en vez de huir, hablaría las cosas con Emilio y solucionaría las cosas.

Pero no había pasado nada, en 10 minutos no compartieron palabras, sólo estaban ahí, sentados uno frente el otro, observando cada mínimo detalle de la sala de estar que compartían. Joaquín verdaderamente no comprendía en lo absoluto lo que Emilio había revelado allá afuera, por lo mismo esperaba que el pelinegro comenzara con la importante conversación.

Pero no iba a esperar para siempre,  ya no más.

—He estado pensando...

¿Y ese milagro? pensó Joaquín.

—¿Sobre qué? No soy imbécil, me dijiste que notaste cada indirecta disfrazada que lancé, así que es más fácil que 1+1 para ti saber que te tengo sentimientos.

Si estaban en aquella situación, Joaquín lanzaría todo lo que pudiera para que Emilio no lo lastimara y ser él mismo el detonante de su dolor, aún cuando Emilio estaba observando sus dedos para ver cuánto era la suma de uno más uno.

—Voy a repetir lo que he pensado, así que escucha. Recuerdo tus palabras cuando estabas drogado y en serio no puedo creer que la gente deba sentir atracción hacia un órgano sexual en vez de los sentimientos de otra. Me siento útil a tu lado y en serio me potencias demasiado. Terminé con Lucifer por lo mismo, porque quizás tú eres todo lo que necesito y no quiero buscar algo más. Prometo aceptarte con tu sadomasoquismo e incluso tolerar descargas eléctricas para hacerte feliz, como también acepto tu fetiche de personajes Disney y prometo ser el mejor Emilio Águila del mundo entero.

Emilio finalmente elevó su mirada y tuvo contacto visual con Joaquín, que tenía su ceño fruncido por la confusión de su discurso.

—Afuera sólo me dijiste la última parte —comienza el castaño y una sonrisa sale de sus labios, una que contagia a Emilio, pero el castaño comienza a negar, dejando confundido al ojinegro —Ahí tienes tu respuesta. Ding, ding, ding, acabas de describir una situación sumamente tóxica.

—Pero Joaco... —intentó excusarse Emilio, pero el castaño elevó su mano y continuó negando, quitando la sonrisa de su rostro.

—No, nada de peros, Emilio. Durante años luché contra mis sentimientos hacia ti. Era para mí un jodido infierno estar a tu lado y callé, intenté seguir con mi vida, conociendo chicos que me producían amarlos, quererlos, cuidarlos y protegerlos. Siempre intenté superarte y lo logré en mis relaciones, hasta que justamente por motivos desconocidos acababan, y ahí estabas tú, consolándome. Estoy casi seguro que mi inclinación homosexual se debe a ti, porque fuiste tú la primera persona persona a la que me sentí atraído y lo siento por romper uno de tus putos prejuicios, pero no soy sadomasoquista. ¿Recuerdas cuando me estaba asfixiando y me dijiste 'wow, que sado'? ¡FUE PORQUE ESTABAS RESTREGÁNDOME CONTRA TI!

Joaquín desvió su mirada y apoyó su codo en la mesa, para luego apoyar su rostro en su mano, sin querer mirar a Emilio, quien estaba realmente sorprendido porque toda su vida había pensado que su mejor amigo tenía una fascinación por el dolor.

—Sin embargo... —continuó Joaquín sin querer fijar su mirada en el hombre frente a él —Concuerdo contigo respecto a que no debería existir una atracción hacia personas por su órgano sexual, pero no creo que eso cambie de un día para otro.

—Joaco...

—Emilio —finalmente volvieron a retomar ese contacto visual. El castaño suspiró —No me arrepiento de todas las indirectas que te lancé. Tengo sentimientos hacia ti, me gustan muchas cosas de ti, como por ejemplo, como llega un punto en que tus uñas están largas para ti y las muerdes, haciendo que tu nariz se arrugue. Me gusta el brillo de tus ojos luego de llorar, pues es la forma más sincera que tienes de ver el mundo. Me gusta cuando estornudas y luego frotas tu nariz con tu dedo. Me gusta tu sonrisa al ver tus películas favoritas, como cuando repites los diálogos de Forrest Gump en voz alta. Tengo una lista interminable de cosas que me gustan de ti, como también se despierta un deseo frente a ti, por eso y por todo lo anterior, aunque por dentro me destruya y me odie, no puedo aceptar la frase que dijiste allá afuera con Naveen.

—Joaquín, te estoy diciendo que eres una parte esencial para mí, que eres lo que necesito y que siempre estuviste frente a mí. Yo puedo ser quien tú quieras, quien tú necesites. Te conozco demasiado bien, tal como tú me conoces.

—Por lo mismo no puedo aceptar esta situación, Emilio. Dices que soy lo que necesitas, cuando solamente deberías necesitar de ti. Concuerdo contigo de un amor libre, sacarlo de la atención de un órgano sexual, pero no estoy dispuesto a que experimentes conmigo si te gusta o no, cuando yo tengo sentimientos profundos hacia ti. Dices que me conoces demasiado bien, pero en tu discurso no existieron características que te gustaran de mí. Estás confundido, eres inexperto y yo no planeo estar aquí para ti.

—Joaquín, no puedes decirlo tan fríamen... —pero antes de que Emilio terminara su frase, el castaño rompió en llanto y escondió su rostro entre sus manos. El hombre de cabello rizado se preocupó e intentó consolar a su amigo, acariciando sus manos, donde finalmente el castaño dejó libre una para que Emilio la acariciara y luego entrelazaran sus dedos en forma de consuelo.

Joaquín limpió los rastros de lágrimas de sus ojos y enfrentó a Emilio.

—Mamá sabía que me gustabas, desde aquella vez del sadomasoquismo —confesó el castaño suspirando, para elevar su mirada —Y me dijo que quizás esto no me haría bien, que iba a sufrir por amor, y que ella ni con todas sus medicinas, caricias, o besos, me ayudaría a sanar.

—Pero yo sí puedo, Joaco, yo estoy aquí para ti.

—Emilio, tú no eres lo que necesito ahora —confesó en voz alta, logrando que el ojinegro detuviera sus caricias de sus dedos entrelazados y que poco a poco, comenzara a disminuir la fuerza de su agarre —Estás replanteando pilares fundamentales de tu vida, de lo que sientes y yo no puedo estar ahí cuando comiencen a derrumbarse muchas cosas. Me estarías dando posibles falsas esperanzas que romperían más mi corazón.

—Joaquín, yo sería incapaz de hacerte daño con intención.

—Lo sé —sonrió entre las tímidas lágrimas que caían por sus mejillas —Pero sin intención, eres un experto y no es tu culpa, era la mía por tener estos sentimientos. Creo que lo mejor es que experimentes esta nueva etapa que te planteas, que comiences a desenvolverte, como también que reflexiones que lo único que necesitas es a ti mismo y nadie más, que sólo soy un complemento y no una parte fundamental, y por lo mismo, lo mejor será estar lejos el uno del otro.

—¿Qué? No, no, no. Me niego. Estamos solos en Monterrey, tú estás recuperándote de una operación...

—Necesitas un tiempo, yo tengo a Naveen y un trabajo nuevo que encontré, nunca me sentiré solo.

—Yo sí —confesó Emilio y el castaño suspiró, dándole un apretón a su amigo.

—Emilio, esa es una de las cosas que debes comprender. Conmigo, ni a distancias de miles de kilómetros podrás sentirte solo, pero sí que necesitas un tiempo para ti.

El castaño soltó sus dedos y se levantó, dejando a Emilio con una sensación de vacío a su alrededor.

—Créeme que estar lejos el uno del otro será lo mejor. Necesitas tu espacio y te lo concederé, pero para que tu mente se quede tranquila, siempre fuiste mi Emilio Águila...














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JQJJAJAJAJJAHAJA SIGO SIN PODER TOMARME EN SERIO EL "EMILIO ÁGUILA" perd0n por quitarle lo serio al capítulo ajsjja

sI MI HIJO ES INTELIGENTE ALV NO MÁS RELACIONES TÓXICAS

KISSES 「emiliaco」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora