II

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Miro hacia el autobús en el que iremos los estudiantes de mi semestre, y me cubro más con mi capucha cuando escucho los cuchicheos de las chicas. 

El sol está cayendo fuerte y todos llevan ropa bastante ligera, excepto yo. 

Estoy avergonzada.

No quiero mostrar mi piel, está claro, pero detesto que tengan que hacerme sentir aún peor.

  —¡Qué asco! —escucho que exclaman dos de ellas al tiempo y empiezan a reír. 

Sé que se ríen de mí.

  No necesito voltear para saberlo, pero quiero asegurarme y cuando las miro un poco, noto que están mirándome también. 

Claro que es de mí. 

Suspiro mirando al piso con un nudo en la garganta.  Me preocupa subir y que nadie me quiera a su lado. 

-Es Christopher —dice una de ellas emocionada y las otras la secundan con pequeños gritos que no parecen tener intención de ocultar. 

Lo veo caminar hacia el profesor y me tapo un poco más, para que no me note. 
De todos modos no me tendría que tomar importancia.

—No hay lugar en mi autobús, y el encargado me ha dicho que puedo subir a este —dice con la voz suave. 

Su voz es bonita. 
Dios debe amarlo, porque nada en él está mal.

  —Claro, no hay problema, puedes ir con nosotros.  Escucho sus pasos caminando a las escaleras y siento la mano de mi profesor en el hombro.

  —Sube ya, Tn, estamos listos para partir. 

Avanzo detrás de él y puedo notar la discusión que están teniendo ellas, al ver que Christopher se ha sentado junto a un asiento vacío, casi en el fondo. 

Me parece extraño que no haya tomado el que está al lado de la ventana. 
Yo adoro ir sentado mirando hacia afuera, y es la única que queda libre. 

Camino por el pasillo para llegar al fondo y no incomodar a nadie, pero él voltea tapando mi camino, cuando su celular cae.

Hay un espacio bastante grande para que yo pase hacia el asiento de su lado.

  —¿Puedo sentarme? —pregunta una morena detrás de mí y yo intento moverme para dejarlos solos. 

No quiero arruinarle el día. 
Seguramente tiene mucho que observar para escoger a la chica con la que dormirá. 
Es lo que hacen los chicos como él en paseos como éste.

  —Tn me lo ha pedido primero —responde sorprendiéndome. 

No sé por qué sabe mi nombre. 
Debería sentirme halagada, quizás, pero noto que lo más probable es que ella no tenga su atención, así que soy una especie de bloqueo para ligarse a otra. 

Espero que se vaya y luego suspiro para irme, pero aún no me permite pasar.

—Es la única ventana que queda —menciona directamente hacia mí. 

Estoy intrigado.  Es extraño que realice un comentario así, y es aún peor lo que siento al oírlo. 
No debería ponerme así por nadie, y menos por un chico como Christopher.

Tan fuera de mi alcance.
  Sus mejillas están rojas, y sé que las mías también, porque es oficialmente nuestra primera conversación, o un intento de serlo. 

Paso chocando con sus piernas y me siento apoyándome a la ventana.

—Gracias —susurro incómoda. 

Él mueve uno de sus pies nervioso y es lo único que veo hasta que estamos en marcha. 
A pesar de ser popular solo se ha puesto unos audífonos y mantiene la vista en su teléfono

Está en el reproductor.  Miro hacia los árboles apoyándome en el vidrio, y él toma mi mano segundos después. 

Me alejo. 

Tocarme debe sentirse asqueroso, y estoy avergonzada de mí. 
Miro sus ojos y noto, que solo ha querido darme uno de los auriculares.

—¿Por qué?

—Me gusta la canción —responde sonriéndome. 

Él realmente me sonríe. 

Vuelve a agarrar mi mano y no parece sentir repulsión por la forma de mi piel. 

—Creo que va gustarte.

Agarro el auricular y lo pongo en mi oído.
Él ya no me habla y tampoco hago el intento de hacerlo, pero no me siento incómoda.

Fire ||Terminada                                     (Christopher Vélez y tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora