Fire ||Terminada (Christopher Vélez y tu)

I

La gente miente. 

Es fácil decir que el exterior no importa cuando luces bien, porque acepto que las relaciones tienen que ver con más que solo el físico, pero es lo de afuera lo que motiva a una persona a querer conocerte por dentro. 

También tratan de engañarse afirmando que no necesitas verte de determinada manera para ser atractivo, pero es falso. 

Nadie quiere conocerme porque doy asco.

No los culpo, lo prometo, los comprendo porque siento la misma repulsión cuando me veo al espejo. 

Cierro mi libro, acomodando mi capucha y veo como Christopher me mira desde el rincón donde siempre se sienta a leer en la biblioteca. 

Me incomoda. 

Odio que la gente siempre se me quede mirando así, porque sé que soy horrible pero no saben lo tortuoso que es para mí soportar sus susurros sobre cuál será la razón por la que mi rostro está quemado. 

Christopher es exactamente a lo que me refiero con "verse de determinada manera". 

Todo lo que lo caracteriza grita belleza, y no me siento a gusta cerca de él. 

Abrazo mi mochila y camino a la salida, consciente de que sigue mirándome.

—Deberías usar una máscara —dice Zabdiel parado frente a la puerta principal y solo bajo la cabeza, dando la vuelta para ir por otro camino.

—Te estamos hablando —completa su amigo cuyo nombre no recuerdo— monstruito.

  Cierro los ojos, tratando de ignorarlos a ellos y a todas las miradas que seguramente ya están sobre mí. 

El baño siempre es una buena opción para esconderme, no solo en la universidad, sino también en casa. 

Mamá no es directa pero nunca deja que coma en la mesa con ellos, y ya no se molesta en buscar una excusa.
Supongo que es desagradable para cualquiera tenerme a su lado a la hora de comer, y eso incluye a mi familia. 

Odio los espejos.

La puerta del baño se abre detrás de mí y veo a Christopher de nuevo, mirándome. 
Parece que va a decirme algo, pero su boca se cierra y desvía la vista antes de entrar a uno de los cubículos y cerrarlo. 

Está dos semestres delante del mío y sé su nombre porque llevamos matemática avanzada en las tardes. 

No sé si es porque estoy adelantado o porque él está repitiendo el curso. 

Yo me dedico a estudiar para no pasar tiempo en mi casa y dejar de ser una molestia.

Lavo mis manos, sacándolas de las largas mangas que uso para cubrirlas, y salgo del lugar, dando una vuelta por el patio trasero. 

El anuncio se cruza en mi camino y un jadeo escapa de mis labios. 

—Tn—dice el señor Espino al verme— ¿Te da ilusión?  Es un viaje de la facultad.  Está pegando un cartel ahí que me indica, socializar.  Lo peor que podría pasarme. 

—No creo que pueda asistir.

—No es solo un campamento para entretenernos, es parte de una charla sobre la carrera, y tu calificación depende de esto.

  —¿Disculpe? 

—Es obligatorio, Tn,  pero tranquila, tres días durmiendo en el bosque no está tan mal, puedes llevar tu propia carpa si no quieres compartirla con alguien más. 

Sonrío forzadamente.

Nada podría ser peor, porque no tengo amigos. 

Luego de despedirme camino hacia el paradero de autobuses volviendo a ocultarme bajo mi larga sudadera, y jalo más mi capucha.

El señor sentado a mi lado, se queda viéndome algunos segundos y se levanta alejándose de mí, con una mirada que no puedo identificar entre el asco y la lástima.

No es algo nuevo. 

Levanto los ojos un poco más a la izquierda, y es Christopher de nuevo, junto al árbol, mirándome otra vez. 
Me enoja porque siempre lo hace. 

Desde la primera vez que cruzamos la mirada, tiempo atrás.

No entiendo si le causan curiosidad mis quemaduras, o si simplemente es nuevo saber que no todos somos perfectos, como él. 

Porque todos ahí lo saben. 

Christopher es perfecto.