La mujer mantiene apartada su vista del pequeño cuerpo de su hija recién nacida, no es que no pueda verla, es que no quiere, porque sabe que si lo hace de arrepentirá y entonces todo por lo que trabajo se destruirá, su esposo la abandonará y ella acabaría sola de nuevo.
— Llevate a esa cosa de aquí — dijo molesta mientras se acomodaba en la cama de hospital y recibía una mirada fría de su hermana— No puedo tenerla.
— Eso es mentira — contradijo su hermana y prácticamente arrebato de los brazos de la enfermera a la bebé — Kizashi no te diría nada, eres tú la que no la quiere.
—¡Es una Beta! — grito la mujer como si fuera un argumento válido, buscaba con desesperación un poco de piedad en los ojos chocolates de su hermana, pero no la encontró.
— Tu eres una Omega y aún así nuestra madre te dejo estudiar — respondió —¿Así que eso es todo lo que vas a decirme?
La Omega bajo la mirada, siempre había sido una representación de los prejuicios de la sociedad en la que vivía, era por eso que Tsunade no toleraba verla más de dos minutos.
— Eres una Alfa no lo entiendes — dijo la Omega y sus ojos verdes chocaron con los orbes chocolates de su hermana— Puede que Kizashi parezca dulce y Bueno, pero está desesperado por tener un descendiente Alfa, una hija Beta...*sonríe burlona y toca su frente* no sabes lo que le esperaría.
La Alfa miró a la bebé, tenía los ojos verdes como Mebuki y el cabello rosa del que los Haruno estaban orgullosos, era una pena que fuera hija de una persona tan cruel como Mebuki, pero eso ya no importaría.
— Nuestro trato permanecerá— dijo Tsunade— solo te advierto que ni tú o Kizashi podrán recuperarla.
— Solo llévatela — dijo Mebuki.
Y entonces Tsunade decidió que su hermana menor debía sentir por primera vez en su vida vergüenza e impotencia, se acercó a su oído para confesarle algo.
— Kizashi y yo fuimos amantes, aunque fuéramos alfas no nos importó— dijo y vio como su hermana comenzaba a temblar — Y él se hubiera casado conmigo, pero lo rechace y te busco a ti...
Dejo a la más joven en shock y ella se marchó.
Tsunade sonrió, puede que no fuera mucho, pero sabía que su hermana estaba sufriendo una pequeña parte de lo que la Infante en sus brazos estaba pasando...y solo tuvo que decir la verdad.
— Tu no tienes la culpa de nada...— dijo y miró con dulzura a la pequeña que abría levemente sus ojos color jade y estos parecían cambiar de color a uno más rojizo.
¿Sería posible?
No, seguro solo era su imaginación.
[...]
Los llantos del pequeño rubio se podían oír en toda la habitación y como desde el momento en que entro en el hospital nadie lo ayudo,
pues todo lo veían como un monstruo, no solo por llevar a un espíritu dentro de su diminuto cuerpo, también porque era producto de la relación entre dos Alfas, algo que no era bien visto por la sociedad conservadora de Konoha.—Su sola existencia es una abominación de la naturaleza...
Pero esas personas no se atrevían a decir esas cosas cuando él Hokage iba a revisar el estado de salud del pequeño, pues también había nacido prematuro y temían que si se marchaba del hospital estuviera expuesto a algún peligro.
— Hokage-sama hemos hecho los análisis y comprobamos que la salud del niño es estable..
—¿Pero?— pregunto él castaño, pues había escuchado lo mismo durante varios días, pero los doctores siempre le decían que debían hacerle estudios al niño— ¿Porqué no puede irse aún?
Los doctores se miraron entre sí y dieron un suspiro.
— Hay una anomalía en su cuerpo—dijo— Desprende un aroma demasiado fuerte para alguien de su edad, es como si sus hormonas maduraran con rapidez o las controlará a su voluntad.
— Eso no tiene sentido, es un recién nacido—dijo Hiruzen.
— No hay registros de que esto sucediera con otros portadores, así que creemos que se debe a su singularidad genética, Señor.
Hiruzen suspiro, sabía desde un inicio que los niños producto de una relación entre Alfa&Alfa tenían diferencias con otros, pues su orden genético se volvió diferente y en otras épocas era algo muy útil.
—¿Es un riesgo?— pregunto —¿Han habido problemas?
Los doctores negaron con la cabeza y Hiruzen asintió.
— Es algo normal en niños como él.— dijo — No creo que haya problemas.
—¿Quién se hará cargo de él?— preguntaron.
Ese era otro problema, nadie sabía con quién iría a vivir él pequeño Alfa, sabían que dejarlo solo no era una opción, pero tampoco podían darlo a cualquiera.
Debía ser alguien que pudiera controlar al niño y darle un hogar cálido.
— Hokage nosotros podemos ser la respuesta a esa pregunta.
Continuará..