Tsunade camino por lo largo de la casa y se fijó en cada detalle, se había olvidado de alimentar a su hija a la hora indicada, había tenido demasiadas cosas en la cabeza desde que volvió a Konoha por la situación de Naruto, además de que estaba enterada del estado de salud que Hinata tenía.
Sin embargo no había podido prestarle mucha atención a su hija, Shizune había tenido que viajar de improviso a un pueblo lejano de la aldea para arreglar una deuda que Tsunade tenía, a regañadientes acepto dejar a su adorada niña con la Alfa y solo con la condición de que siguiera al pie de la letra los horarios de Sakura.
Shizune era la asistente y actual pareja de Tsunade, por ello le prestaba mucha atención a la pequeña Beta de su familia, a duras penas se lograba separar de la pequeña y estaba orgulloso de cualquier logro por muy pequeño que fuera.
— Solo una cosa me pidió, una sola cosa— dijo Tsunade y dio un bufido.
«Shizune me matara” pensó Tsunade y siguió con su búsqueda, no estaba en la sala ni en las recámaras, ¿Donde se había metido?.
—¿Busca algo Tsunade-san? — pregunto Fugaku cuando vio a la mujer arrodillada debajo de la mesa, está al instante se paro y recuperó la compostura.
— Buscaba a Sakura, no esta en su cuna— dijo Tsunade — y es su hora de comer.
— Creo que se donde debe estar, sigame.
Tsunade miró confundida al castaño, pero asintió y lo siguió, caminaron por un pasillo que había entre la cocina y el patio posterior de la casa del matrimonio, hasta llegar a una puerta que Fugaku abrió.
— ¿Qué es esto?— pregunto Tsunade y bajo junto a Fugaku, era una especie de sótano amplio que era alumbrado por unos focos de luz ahorradora.
— Cuando heredé esta casa Minato sugirió que podríamos usarlo como una especie de clínica clandestina — dijo Fugaku— solo nosotros podemos usarlo, está hecho para proteger a la manada.
Tsunade asintió enternecida, sabía del trato al que tuvieron que someterse para asegurar la alianza de la aldea con otras, la gente externa e interna se había visto intimidada por la cantidad de poder que contenía la manada Namikaze y lo que eran capaces de hacer por asegurar su bienestar.
Tsunade recordaba bien el día en que un ninja de Iwagakure había tratado de propasarse con la Omega de la manada, aquel chico desapareció misteriosamente el mismo día en que su delito se exoneró por culpa de los ancianos del consejo, se le encontró una semana después, cuando las investigaciones comenzaban a profundizar en gran manera y los resultados arrojaban que había sido torturado de forma continua, los daños eran severos, pero estaban hechos de tal forma que era posible salvarle la vida.
Lo único que había dicho ese ninja al respecto era que una banda de ladrones lo habían secuestrado y lo habían torturado para obtener información, no dijo nada más y no se le volvió a ver por la aldea, sin embargo Tsunade se percató de que ese hombre mirada con temor a cada miembro de la manada cada vez que veía alguno y que temblaba ante su sola presencia.
—¿Ustedes torturaron al ninja de la Nube?
Fugaku le dio una sonrisa y cubrió su boca con un dedo índice.
— Eso no se dice. — dijo Fugaku
sonriendo— pero puedo decirle que Mikoto tiene un buen manejo del bisturí.Tsunade asintió, nunca comprendió como Minato pudo mantener bajo control a su manada sin que una crisis ocurriera, pues siempre se veía a Kushina pelear con Fugaku o Hiashi, mientras que Mikoto y Hana se quedaban tranquilas a un costado conversando, pero solo bastaba con que Minato mostrará una mueca y esas escenas se detenían.
—El Alfa era único y la Luna también— dijo Fugaku refiriéndose a Minato y Kushina.
Y otra cosa que sorprendía era la subordinación de los Alfas a Minato, pues era conocido el enorme orgullo que Ambos Alfas poseían y aún así se doblegaban como si nada ante las órdenes de Minato o Kushina.
— Hana es la Omega, ¿Porqué era Kushina la luna?
— Era la esposa de nuestro y líder, además de nuestra segunda al mando, puede que no lo parezca pero Minato también perdía el control aveces y Kushina podía controlarlo, por eso ella era la luna— dijo Fugaku— Mire, aquí está.
Tsunade miró para saber a qué se refería y se percató de que Sakura y Sasuke estaban dormidos en la alfombra gruesa, pero lo que le sorprendió fue ver a la niña Hyūga acostada en esta y a Naruto en brazos de Itachi, este último tenía a todos los cachorros dentro de un área que había delimitado como si fuera un corral.
—¡Sakura-chan! — grito Tsunade y recibió un regaño del Omega
— Tsunade-san por favor, me costó trabajo que se durmieran— dijo Itachi.
— Itachi, ¿Porqué todos los cachorros están aquí?
Él niño iba a responder, pero Naruto comenzó a removerse entre sus brazos a causa del ruido, dio una mirada de regaño a los adultos y volvió a prestarle atención a su camada de cachorros.
— Itachi respondé.
— Déjalo, es un Omega y cuando se trata de cuidar a los suyos no lo dejan a la ligera.
— Saku-chan ya comió, Tsunade-san— dijo Itachi y Tsunade agradeció internamente que Itachi se encargará de los cachorros sin que nadie se lo pidiera, después le regalaría algo al niño como recompensa por tener una buena conciencia de manada, quizás unos dangos.
Fugaku miró a su único hijo Omega, la naturaleza se había encargado de dotarla de perspicacia e inteligencia innata, y esos dones que muchos deseaban los usaba para asegurar el bienestar de sus Cachorros.
— Si usted lo dice, ¿Cómo lograste calmar a Naruto?— dijo Fugaku, pues Naruto era un bebé un tanto exigente.
— Por eso los puse juntos — dijo Itachi y miró enternecido la imagen de Sakura recostada al lado de Sasuke, colocó a Naruto al costado de Hinata y de esa forma los niños quedaron juntos.— Una manada debe estar junta.
Continuará...