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Hiashi estaba sentado sobre los cojines, al frente se encontraba su padre que lo analizaba con esos ojos color perla tan característicos de su familia.

— No lo aprobare Padre — dijo Hiashi.

— No seas terco, es nuestra única opción— dijo él patriarca de la familia— sí esto logra que aunque sea su aroma se fortalezca entonces podrá defenderse.

—¡Podría matarla!— dijo Hiashi — no es seguro, Hinata es muy delicada.

— Hiashi no hay peor ciego que él que no desea ver — dijo él Alfa, era cierto que había posibilidad de que Hinata se lastimara con la fuerte presencia de un Alfa como Naruto, pero ese daño podía ser curado, Mikoto se lo había asegurado y él confiaba en los Uchiha después de todo ellos tenían antecedentes exitosos en cuanto a atención médica— Sabes que si Hinata no desprende su propio aroma terminará en una situación peligrosa.
Un Omega sin aroma no podrá ser protegido y en un mundo como este eso es fundamental para ellos.

Hiashi dio un quejido, sabía que eso verdad, que sin un aroma intenso su hija estaría en peligro, porque todos le prestaban importancia a la imponencia de los Olores, en el caso de los Omegas este era necesario para demostrar fertilidad y atraer a Alfas o Betas, pues debido a que su complexión física solía ser delgada y pequeña a diferencia de las de otras castas, se encontraban en desventaja biológica y necesitaban formar parte de una manada para mayor protección.

Casos como el de Hinata existían, y los Omegas que estaban en esa situacion solían sufrir a causa de ello, pues solían ser aislados, maltratados y abusados por otras castas.

En esa situacion los padres solían acabar con la vida de los Omegas mientras estos aún eran recién nacidos, claro que a escondidas de él progenitor que hubiera dado a luz a la criatura, eso se hacía para evitarles una vida llena de sufrimiento.

Pero los padres que no hacían esto solían aislar a sus hijos, pues tenían miedo de que algo les pasará, estos se mantenían encerrados en casa y con suerte se los casaba lo más pronto posible para que alguien pudiera protegerlos.

Para Hiashi era difícil y se sentía culpable por la situación de su única hija, pues Hinata no estaba así por un error genético sino por un accidente, su hija había terminado al borde de la muerte y pese a que Mikoto logro salvarla hubo consecuencias.

Lo siento, pero sus glándulas de apareamiento quedaron dañadas y su cuerpo es frágil— había dicho mientras se quitaba los guantes llenos de sangre — su sistema inmunológico puede ser tratado para que sea similar al de una persona normal, pero no sera capaz de desprender un aroma con potencia”

Desde ese día Hiashi limitaba su contacto con Hana, pues sentía vergüenza de no haber estado con ellas y haberlas protegido como debía, sentía que había faltado a la promesa que le hizo a Hana cuando le propuso matrimonio.

Por eso no era capaz de ver a Hana a los ojos, «Por mi culpa Hana no podrá tener más hijos y mi hija está enferma», lo único que había podido calmarlo era su venganza, pues Minato pese a que era un ser pacifista y bondadoso le permitió vengarse.

Le dio todos los medios, llevo en secreto a los agresores a uno de los campos de entrenamiento que estaba a las afuera de la aldea y allí le permitió a Hiashi ejecutarlos, todo dentro de un perímetro que él vigilaba.

Hiashi disfruto perseguirlos como si fueran animales, disfruto ver el terror en sus miradas y oír sus súplicas de piedad, pero nada se comparaba a el placer que sintió cuando les arrancó el corazón y vio como la vida se esfumaba de sus cuerpos.

Fugaku se encargó de incinerar los cuerpos, pues en secreto presentía lo que iba a pasar y que debía apoyar a su compañero de manada, ninguno comento nada acerca de ese día y es que todos tenían claro que lo que habían hecho era lo correcto.

Solo hicimos justicia.

— No has hecho nada aparte de lamentarte, eres patético Hiashi — dijo él viejo Hyūga—
Todo este tiempo ha sido Hana quien ha liado con este problema, como Alfa le has fallado.

Hiashi guardo silencio y por primera vez en años bajo la mirada, sabía que todos pensaban eso de él, pero solo su padre lo diría.

— Sin embargo aún puedes hacer algo por tu hija y tratar de compensar tus acciones—
lo mira — deja que Hinata visite a Naruto, no perdemos nada y siendo sincero es nuestra única esperanza. ¿No deseas que tu hija sea como otros niños? ¿Qué se divierta y entrene como cualquiera?¿Qué no tenga miedo de salir solo porque podría herirse?

— Lo único que quiero es que mi familia esté bien— dijo finalmente Hiashi — eso quiero.

— ¿Qué es lo que te he dicho desde niño?

Si quieres algo debes luchar por ello— repitió Hiashi.

— Entonces permite que tu hija vea a Naruto o de lo contrario él único culpable de que ella no mejore serás tu— dijo él anciano y se paro de su asiento, camino hasta la puerta, pero antes de salir miró a su hijo y le dijo— Comportate como un Alfa y resuelve esto.

...


Manada- SasuSaku & NaruhinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora