-¡Maldito vestido! - gritó Danielle a pleno pulmón desde su habitación. - ¡Joder!
Tendí mi vestido en la cama y caminé hacia donde se encontraba mi amiga. Ésta estaba sentada en el suelo con el ceño fruncido y de brazos cruzados, como una niña pequeña. Me arrastré vagamente hasta arrodillarme enfrente de ella.
-¿Qué te pasa?
-¡Que el maldito vestido no me entra! ¡Eso es lo que me pasa! - gritó haciendo aspavientos con los brazos.
Me levanté y cogí el atuendo que iba a ponerse esta noche. Era verdad que, ahora que lo veía más de cerca, la cintura era algo estrecha para la de Danielle. Me giré y le dije que si tenía alguna faja a lo que ella me enseñó el dedo del medio y me echó a patadas de ahí. Ya afuera negué con la cabeza y esbocé una sonrisa. Me volví hacia mi habitación y cuando iba a entrar Lia salía de la suya.
-¿Pasa algo?
-Nada,que a Danielle no le entra el vestido.
Lia,al escuchar eso, gimió un "bah" y volvió a entrar a su cuarto.Yo hice lo mismo y observé mi vestido sobre la cama. Hacía mucho tiempo que no me ponía uno. Había descuidado totalmente mi imagen y, ahora, teniendo una oportunidad para volver a sentirme guapa no la iba a desperdiciar. Así que cogí el maravilloso vestido que Dani me había comprado y mirándome en el espejo, me lo puse. El tono azul que lo empapaba y la tela fina que había sido escogida para crearlo hacían de esta prenda un verdadero sueño para aquella mujer que lo llevara, y así me sentía yo, como si estuviera en un dulce sueño del que nunca me gustaría despertar jamás. Descalza y arrastrando el vestido por el suelo me dirigí hacia el armario y rebusqué por los cajones los zapatos de tacón negros que me había llevado.Cuando los encontré, me los puse. Luego, cogí el primer bolso que pillé y guardé todas mis cosas, excepto el móvil. Salí de mi habitación y me senté en el sofá, a la espera de que mis dos amigas saliesen. Mientras tanto desbloqueé mi móvil y entré en el WhatsApp. No tenía ningún mensaje de mis padres, lo cual no me extrañaba, sin embargo, aparte de eso nadie me había escrito ni nada. Suspirando bloqueé el móvil y lo dejé a mi lado. A veces me gustaría tener la vida que llevaban mis dos amigas. Al poco de estar sentada en el sofá Lia salió de su habitación con su vestido rosa que le llegaba hasta las rodillas. Se sentó a mi lado y me comentó que el maquillaje no le quedaba nada bien, y que por eso tuvo que quitárselo. Le dije que yo la maquillaría y las dos nos dirigimos al baño. Sin embargo, ahí nos encontramos a Danielle,maquillándose.
-Pensé que el vestido no te entraba – le dije algo extrañada al verla con la ropa que iba a ponerse esta noche.
-Y no me entraba así que tuve que hacerte caso y ponerme una faja –dijo, terminando de maquillarse. – Odio esto, ¿sabes? No veas como me aprieta.
-Es lo que tienen las fajas, te tienen que apretar para que encojas la barriga idiota.
La eché a un lado y puse a Lia enfrente del espejo. Dani me sacó la lengua, cogió su móvil y se fue fuera. Rodé los ojos y me dispuse a maquillar a mi amiga. Luego de unos minutos, por fin estábamos todas listas así que cogimos todo lo que nos hacía falta y salimos al rellano. Dani cerró la puerta con llave y nos dirigimos hacia la playa, más concretamente al chiringuito.
Cuando llegamos, alrededor de las nueve y diez, había mucha gente por todoslados. Divisamos a los chicos en una mesa, sentados y fuimos a su encuentro.
-Vaya, que guapas estáis – dijo Allen levantándose de la silla.
Se acercó a nosotras y nos dio un beso en la mejilla a las tres. Ethan también se levantó e hizo lo mismo que su amigo, sin embargo, luego se acercó a Lia y le susurró algo. Trevor, en cambio, permaneció callado, bebiendo de lo que sea que bebía. Los chicos se volvieron asentar y nos dijeron que nos acercáramos unas sillas. Lo hicimos y nos sentamos.
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En mil pedazos
أدب المراهقينUn corazón roto en mil pedazos... Su corazón. Amanda White, con sus veinte años, intenta por todos los medios volver a hacer sanar su corazón. Sin embargo, todo se le volverá difícil. La sensación de ahogo es tan grande que incluso la propia Aman...