Capítulo 3

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Abrí el armario y revisé toda la ropa que tenía. La toqué cuidadosamente con las yemas de mis dedos. Descartando con la mirada algunas de ellas, y eligiendo otras. Cuando tuve toda la ropa que me llevaría extendida sobre la cama, empecé a doblarla. Cuidadosamente las iba poniendo dentro de la maleta, asegurándome de que no se doblaran. Cerré la maleta, satisfecha de que esta cerrara a la primera. La puse en el suelo, y luego, cogí una bolsa de la percha y ahí metí todo lo que me llevaría en el avión. Ayer, Danielle y yo nos acostamos bastante tarde. Estuvimos gran parte de la noche mirando todo tipo de cosas sobre Miami. Y no nos dimos cuenta de la hora. Y ahora teníamos bastante sueño... aunque mientras hacía las maletas no paraba de darle vueltas a un tema. No sabría cómo mirar a Lia a la cara después de haberle dicho lo que le dije. Me sentía una auténtica estúpida. Cerré la bolsa y me la puse al hombro, luego, cogí la maleta y salí de mi habitación. Danielle ya estaba con las suyas en el salón. Me acerqué a ella y me senté en el sofá. Habíamos decidido que Lia viniera aquí, luego llamaríamos a un taxi y nos iríamos al aeropuerto. Aún no sabía con qué cara miraría a Lia. Tendría que disculparme.

Dani se sentó a mi lado y sonriéndome me preguntó si estaba lista. Asentí con la cabeza mientras recordaba todas las fotos que me enseñó. Realmente dónde nos alojábamos era hermoso. Con vistas al mar. Mis amigas lo habían alquilado dos meses después de que viniera a vivir con Danielle. Lo habían pensado y meditado bastante bien para que hoy todo fuera perfecto. Las personas a las que les alquilábamos la casa eran viejos amigos de los padres de mi amiga, así que todo fue más fácil cuando les llamaron. Ambos accedieron al tratarse de la hija de sus amigos.

Pasé una pierna encima de la otra y tragué con fuerza. Estábamos a poco más de media hora de embarcar en un vuelo hacia Miami, durante tres meses. Eso me daba bastante tiempo para pensar. En todo. Mi ex novio, mis padres... todo. Danielle cogió el móvil algo molesta y empezó a teclear algo. Me dijo que Lia estaba tardando mucho y que si no se daba prisa perderían el avión. Así que le envió un mensaje alertándola. En menos de tres minutos el sonido del telefonillo retumbó por toda la casa. Dani se levantó corriendo para abrirle a nuestra amiga. Lia tardó unos pocos minutos en llegar a nuestro piso y cuando entró, yo, estaba sudando de los nervios. Lo primero que hizo fue abrazar a Dani murmurándole un "lo siento" por la tardanza. Luego, mientras esta última se iba a la cocina, ella me miró. Sus bonitos ojos azules se posar en los míos, en las manos entrelazadas entre ambas, por los nervios. Poco a poco se iba acercando a dónde estaba, mientras no dejaba de mirarme. Siempre había envidiado lo atrevida, lo valiente que era. Y aun tratándose de mi mejor amiga, yo seguía sin poder mirarla a los ojos. Era demasiado tímida, demasiado insegura. Y eso tendría que cambiar, pronto. Se sentó a mi lado, y abrió la boca para hablar:

-Lo siento, no debí de decirte todo lo que ayer te dije – le confesé, interrumpiéndola. – Simplemente estaba alterada, me daba mucha rabia que siempre te dijera lo que me pasaba y tú no confiaras en mí para hacer lo mismo.

-Pero Amanda, a mí no me pasa nada – dijo mirándome con cierta ternura.

La miré. Esos ojos... me decían la verdad. Quizá fuera imaginación mía, quizá no le pasara nada. Quizá ella fuera así y yo no me daba cuenta. Quizá ella tuviera razón. Me levanté y Lia hizo lo mismo. Y sin darle oportunidad a objetar nada, la abracé. Me devolvió el abrazo, pasando sus manos por mi espalda. Justo en ese momento, Danielle apareció con tres copas y una botella de lo que me pareció ser vodka, en ambas manos. Al vernos, se quedó parada por unos momentos. Lia y yo nos alejamos y la miramos, con ambas cejas levantadas.

-¿Vamos a beber ahora?

-¿Os habéis perdonado?

Dijeron Lia y Dani a la vez. Negué con la cabeza mientras sonreía. Me acerqué a mi amiga y la ayudé con las copas. Lo pusimos todo sobre la barra de la cocina, y se lo expliqué.

En mil pedazosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora