Capítulo 8

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Mi cara era un poema. Mi mejor amiga me había confesado que ayer durmió en casa de nuestro jefe. Y no sabía por dónde cogerlo. Me había sorprendido, obviamente. La miré con las cejas levantadas, esperando a que se explicase. Sin embargo, Danielle caminó hacia el sofá y se sentó en él. Se quitó los tacones que llevaba puestos y el vestido ceñido que trajo en la fiesta. Suspiró y me miró directamente a los ojos, éstos los tenía acuosos. Me senté a su lado y le pasé una mano por la espalda para intentar calmarla. Se apoyó en mi hombro y empezó a sollozar.

-¿Qué pasa?

-No lo sé... yo... - dijo hipando sin parar.

La atraje más para mí y la abracé. Dani temblaba bruscamente y me rodeaba con sus brazos con desesperación. Me encontraba abrumada, no sabía que le pasaba. Al cabo de unos minutos se separó de mí, inspiró por la nariz y me dijo:

-Allen me contó todo lo que pasó ayer. ¿Enserio me desmayé dos veces?

Asentí con la cabeza despacio.

-Me siento patética.

-¿Por qué dices eso? No eres ninguna patética.

Danielle se encogió de hombros y desvió la mirada hacia el suelo. Se mantuvo callada, pensativa. No tenía la menor idea de lo que pasaba por su cabeza. Y estaba claro que no me diría nada, así que me levanté del sofá y me arrodillé enfrente de ella. Le puse las manos en las rodillas y Dani me miró.

-No pasa nada que no quieras decirme nada, tómate tu tiempo. No quiero presionarte, pero si necesitas decirme algo aquí me tienes igual que a Lia.

Le sonreí y ella me devolvió esa sonrisa tan encantadora. La besé en la mejilla y justo cuando iba a volverme a sentar Lia apareció.

-¿Qué pasa? – preguntó al vernos tan calladas.

-Nada – le contestó rápidamente Danielle.

Lia se acercó y le preguntó a nuestra amiga si estaba mejor. Ella asintió con la cabeza y se fue a la cocina para prepararse algo. La acompañé, mientras que Dani se quedó sentada.

-Ey, había pensado en hacer una cosa – le comenté nada más llegar a su lado.

-¿El qué?

-Ayer Danielle la pasó muy mal y hoy como nos dieron el día libre y si estás de acuerdo podemos llevar a Dani a dar una vuelta por Miami, comer por ahí y pasar el día juntas.

Lia me miró, sus ojos entrecerrados, parecía que pensaba en mi propuesta. Hasta que asintió y desvió la mirada hacia lo que se estaba haciendo de desayuno.

-Me parece bien pero ya vimos Miami los primeros días de venir aquí.

-Ya pero no todo. Podemos comprar un mapa y ver por dónde no fuimos, ¿qué te parece?

-Vale.

Sonreí, una vez que tenía a Lia de mi parte solo faltaba que Danielle aceptara. Eso era más complicado, estaba segura de que mi amiga solo tenía ganas de encerrarse en su habitación y descansar por todo lo que pasó ayer. Llamé a Dani cuando Lia terminó de hacerse el desayuno.

-¿Qué pasa? – nos preguntó nada más entrar a la cocina.

-Lia y yo habíamos pensado en pasar todo el día fuera del apartamento para seguir viendo Miami, ¿qué te parece?

Dani se nos quedó mirando por unos segundos antes de que Lia carraspeara forzosamente. Desvié mi mirada hacia ella y la encontré mirándome. Estaba claro que no se esperaba que la involucrara en mi idea pero ya estaba hecho. Miré a mi otra amiga, su mirada perdida, estuvo así durante unos segundos antes de levantar la cabeza y mirarnos. Asintió despacio, mientras tragaba con fuerza.

En mil pedazosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora