Capítulo 3

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Después de una reunión de personal y aún en la oficina, Toya encendió su computadora y revisó su correo. Había un mensaje urgente que le esperaba. Observando el monitor, vio que el asunto era "Ensayos de la maraña literaria".

Era de Kai Hodaka.

Habían pasado dos semanas desde que Toya se convirtió en su editor, y durante ese tiempo le mandó varios mensajes respecto al trabajo. Las respuestas de Hodaka a esos correos eran estrictamente profesionales. Pero Toya estaba feliz de tener un nexo con el hombre.

¿Y ser capaz de tocar la siguiente pieza tan pronto como saliera? Incluso si era un ensayo, era un sueño hecho realidad. Un ensayo de cinco páginas no sería más que una condensación de la sabiduría de Hodaka. Ansiaba leer cada palabra de el.

Casi era hora para la reunión departamental, así que Toya escribió rápidamente una respuesta para decir que había recibido el archivo.

Las reuniones empezaban todos los viernes a las cinco. Los ocho miembros del departamento de poco a poco entraban, solos o en parejas, a la sala de reuniones. Entonces, después de una breve bienvenida de Makihara, quien cubría al editor en jefe durante su convalecencia, la bomba cayó.

—Ventas ha emitido una advertencia a nuestro departamento por nuestro desempeño.

El cuarto se llenó de murmullos al momento en que Makihara pronunció esas palabras. Los rostros de todos se ensombrecieron por la noticia de que las cifras del departamento de ventas eran sólo la mitad de lo que esperaban. Si la tendencia continuaba, el departamento estaría en peligro.

Se había producido un descenso en el rendimiento de toda la empresa. Las revistas semanales se habían puesto en pausa y todo el mundo estaba preocupado por cual departamento sería el próximo en ser reducido. En estos últimos años, las ventas de las novelas populares no fueron impresionantes y habían sido dependientes en gran medida de unos cuantos autores muy populares.

Incluso si los números en circulación decaían unos cuantos puntos, los departamentos los cubrían con un incremento de publicaciones cada mes, pero eso no funcionaba en el caso de las novelas. Nunca producían más libros que los que esperaban vender.

Un colega llamado Yoshikawa habló. —Los libros de Kai Hodaka siempre aumentan las ventas, ¿así que por qué no vemos si está dispuesto a escribir un libro extra para nosotros, o quizás comenzar una nueva serie?

Toya sintió todas las miradas sobre él.

—No estoy seguro que lo pueda hacer. Tenemos un volumen al año por su parte. Si lo forzamos a hacer uno más, probablemente no escriba para nosotros el próximo año.

Todos lo reconocieron. Era conocido, y no sólo en la industria editorial, que Hodaka podía ser muy terco en cuanto a su trabajo.

—Es obvio que no podemos tener todas nuestras esperanzas en Hodaka. Yoshikawa, ¿qué están haciendo tus autores? ¿Fujita y Nonomiya tienen listos sus argumentos?

—Van por buen camino. Han enviado sus resúmenes. Probablemente tendremos algo de ellos durante el año.

—Bien.

Así que Yoshikawa iba a conseguir los manuscritos de sus autores, que eran modestamente exitosos. A pesar del hecho de que estaba empezando, Toya no podía sino sentirse impaciente.

—Nuestro año fiscal termina en marzo. Me gustaría tener algo de Hodaka este año, también, si es posible.

Si lo lograban, podrían rescatar alguna ganancia este año. Trabajarían con poquísimo dinero, pero no tenían otra alternativa que arreglárselas con eso. Todos sabían que gracias a la recesión y al hecho de que poca gente leía por placer, las ventas de la compañía, y no sólo de su departamento, bajaron repentinamente. Y encima de eso, no tenían grandes proyectos para ese año. Si su departamento no sacaba sus números de la zona roja, estaría en peligro de ser reducido.

The Guilty | El culpableDonde viven las historias. Descúbrelo ahora