Capítulo 9

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Al día siguiente, Toya deslizó su carta de renuncia dentro del maletín y fue al trabajo.

Sería problemático si decía que quería ser destituido del proyecto de Hodaka. No conocía los motivos por los cuales los demás dejaron de trabajar con Hodaka, pero los de Toya eran estrictamente personales.

Tuvo suficiente. Todo terminó.

Al ser traicionado por Hodaka de una manera tan sucia, Toya no se creía que pudiera tratar con él de una forma calmada, incluso si era en un entorno de trabajo. Y más importante, no sabía si Hodaka estaría dispuesto a terminar su contrato del intercambio del cuerpo de Toya. Si Hodaka lo forzaba cuando aún se sentía así, lo destrozaría.

Esta decisión fue el resultado de una noche de reflexión. El egoísmo de Toya redujo todo a un caos, por lo que necesitaba cortar por lo sano y abandonar. Tenía que aparentar que nada había pasado.

Tan pronto como llegó al trabajo, llevó a Makihara a una de las salas de reuniones para darle la noticia.

—Señor Makihara, hay algo que me gustaría hablar con usted.

Makihara vio la expresión solemne de Toya y, suspirando, preguntó, —¿se trata de Hodaka?

La observación de Makihara provocó una aguda sensación en las yemas de los dedos de Toya, como si toda la sangre se vaciara. —¿Por qué lo pregunta?

—Por un largo tiempo no has sido tú mismo. Y físicamente luces bastante enfermo, también.

—Entonces supongo que puedo prescindir de las explicaciones. Me gustaría dejar el proyecto.

Makihara se quedó callado.

—El problema es mi falta de profesionalismo. Y cualesquiera puedan ser las consecuencias, estoy preparado para ello —Toya le entregó su carta a Mikahara, empujándola, él se la regresó.

—Dentro de poco te casarás, ¿no? ¿Cómo piensas mantener una familia si renuncias?

Toya lo había olvidado. Comenzaría una nueva vida con Miwa, pero eso no le cruzó por la cabeza. No podía creer lo egocéntrico que se había vuelto. —Creo que todavía tengo tiempo para encontrar otro empleo.

—No seas ridículo. Si van a hacer despidos a consecuencia del presupuesto, no tendremos el personal suficiente. No te dejaremos ir tan fácilmente.

Y aplastando la solicitud de Toya, Makihara colocó su cigarrillo en un cenicero.

—Conozco todo sobre Hodaka. Lo has tenido que soportar todo este tiempo sin quejarte. Sé lo difícil que debió ser para ti. Ya no necesitas preocuparte de esto.

Las palabras amables de Makihara relajaron el corazón de Toya, que había estado muy tenso. —Lo siento. Qu-quería dar lo mejor de mí, pero no estaba a la altura.

—Si no puedes liar con él, no hay mucho que te quede por hacer. Incluso si te dices a ti mismo que necesitas hacer el trabajo, al final tendrás que ser capaz de interactuar como un semejante.

Toya amaba la actitud distante que Hodaka irradiaba. La atmósfera que le envolvía; la soledad que crudamente lo separaba del mundo. No apartaba a la gente de él, pero tampoco la buscaba.

—El manuscrito está en curso, pero no he podido verificar el nuevo trabajo.

—Entonces son buenas noticias si ya comenzó. Es un escritor rápido, así que una vez que se pone en marcha, el manuscrito estará en nada. Y es un gran éxito que lograras convencerlo en escribir en primer lugar.

Makihara le dio una palmada en el hombro para tranquilizarlo. Toya se quedó ahí, sin poder responder.

—No te preocupes por esto. De momento tomaré el proyecto de Hodaka.

The Guilty | El culpableDonde viven las historias. Descúbrelo ahora