—¿Así que también le gustan las películas antiguas, Señor Hodaka?
Toya estaba en un agradable estado de ebriedad, la sensación lo invadía por completo. Al principio rechazó la oferta de Hodaka de enviarlo a su casa en taxi, pero resultó que iban a pasar por su apartamento de todos modos, y al final Toya accedió.
No se habían puesto de acuerdo para reunirse, pero esa tarde recibió un mensaje de Hodaka en su celular. Era el estreno de una película al que no podía faltar, pero no quería ir solo, así que invitó a Toya. Y él aprovechó la invitación. Había finalizado las pruebas para los lanzamientos del próximo mes, así que ni siquiera tenía trabajo en que pensar, y construir una buena relación con Hodaka era parte fundamental para el trabajo que se avecinaba. Habían muchísimas razones para aceptar.
Además, le hacía feliz pensar que Hodaka lo necesitaba. El paseo del otro día al campus de la Universidad K fue una gran ayuda en el fortalecimiento de su relación. Hodaka debía tener amigos o una amante, pero Toya estaba contento al pensar que lo necesitaba para hacer un cambio a su rutina. Ese impulso los reunió cinco o seis veces el mes pasado.
—Sí, me gustan los clásicos como Hitchcock.
—¡A mí también! Me gusta Rebecca y Suspicion, pero a Miwa... digo, mi novia odia las películas antiguas. Eso es algo en lo que nunca estamos de acuerdo.
Como se reunía más a menudo con Hodaka fuera del trabajo, Toya era capaz de hablar sin ponerse nervioso. Se controlaba cuando estaban hablando de trabajo, pero era diferente en momentos como este, cuando hablaban de sus pasatiempos.
Tampoco era que sus intereses fueran los mismos. Pero Hodaka era alguien con quien no necesitaba escoger de que hablar. Eran relativamente de la misma edad y probablemente eso ayudaba. Toya tuvo que trabajar con autores importantes que eran cuarenta años más grandes que él, y esto era mucho más fácil comparado a eso.
—Mi familia tiene un teatro en la casa. En el solía ver películas viejas con mi abuelo.
—Lo leí en una revista. Pero lo olvide, ¿en dónde vive tu familia?
—Vivíamos en Takanawa pero ahora está en Hayama —notando la perplejidad en el rostro de Toya, Hodaka prosiguió con su explicación—, cuando mi abuelo se retiró, movimos la casa y la reconstruimos cerca de la villa imperial en Hayama. Me gusta ese lugar, así que voy a menudo.
—Increíble. Debió haber sido genial cuando era niño.
Quería seguir hablando con Hodaka, pero desafortunadamente el final había llegado. El taxi llegó a un camino que Toya conocía, entonces interrumpió su conversación para hablarle al taxista. —Aquí está bien.
Toya sacó su billetera para pagar la mitad de la tarifa, pero Hodaka lo detuvo. —Yo fui el que te invitó.
—En ese caso acordemos dividir los gastos en nuestro tiempo a solas. Pero eso me recuerda, me gustaría reunirme contigo para discutir sobre asuntos de trabajo.
Sin responder, Hodaka pagó la tarifa del taxi con una leve sonrisa.
"¿Eso significa que no se negó?"
Hodaka no aclaró la cuestión. Estaba jugando con él.
Toya esperó hasta que el taxi desapareció de su vista antes de regresar a su habitación. Observó el teléfono mientras se quitaba su corbata. Era extraño, un botón anaranjado estaba encendido.
—Soy yo. ¿En dónde estás? ¿En el trabajo?
Era Miwa.
"Oh, no. Hoy era esa cosa del salón de ceremonias. Se suponía que le iba a llamar."
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The Guilty | El culpable
General Fiction-Te deseo más y más -susurró el hombre, tan cerca que su aliento rozaba el oído de Toya. Su voz era fascinante y engañosa, lo suficientemente dulce para embriagar. Toya Sakurai siempre había querido tener en sus manos los libros de Kai Hokada antes...