Capítulo 6

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Corría y corría sin llegar a ningún lugar. Sabía que iba a velocidad normal, pero todo a mí alrededor se tornaba borroso como si corriera mucho más rápido. Miraba a todas partes, un enorme pasillo gris. No terminaba hasta topar con una puerta a la que no podía llegar, se alejaba más cada vez que me acercaba.

Sentía algo atrás de mí. Me estaba persiguiendo.

— ¡Ficseto! —Era una voz suave—. ¡Ficseto!

Me di cuenta de que era la voz de Lífsero. Pero no era quien me perseguía. La puerta al final del pasillo se abrió. Ahí apareció Lífsero. Estaba gritando mi nombre, tal como lo dije.

No podía llegar. La puerta se alejaba más y más. Podía ver a Lífsero desde allí, haciendo me señas de que me acercara. Pero era imposible.

Ni siquiera me di cuenta de cuando llegué, pero ahí estaba, frente a la puerta. Lífsero seguía haciendo señas de que me acercara, a pesar de que ya estaba junto a ella.

— ¡Lífsero! —Gritaba en su cara— ¡Lífsero!

Pero no había respuestas de nada.

Entré a la habitación. Ahí estaban Cetta, Flia, Luna y Lored. Pero había alguien más, sentado en una cama gris, no podía ver su cara. En su cabeza había una caja de recuerdos.

—Ya está aquí mira —dijo Cetta, señalando la proyección de la caja.

Miré la proyección. Y estaba exactamente lo que yo estaba viendo. ¡¿Qué?! ¿Eso qué significaba?

— ¡Despierta Ficseto! —gritó Luna a la persona.

Ese fue el momento en que me di cuenta de quién era el gerlo en la cama: Yo. No podía entender nada. Por eso la proyección reflejaba lo que yo veía. Soy yo. Pero... ¿por qué? ¿Qué pasaba?

Cetta tomó mi cuerpo y lo lanzó contra mí. Contra la persona que no entendía nada. En ese momento sentí que el aire salía de mi cuerpo.

— ¡Ficseto! —gritó la maestra

Estaba en clases. Me había quedado dormido. Pero estaba tan desconcertado como en mi sueño. No podía entender nada. Se sentía totalmente real.

— ¿Podría saber que está pasando?

Miré a mí alrededor. Efectivamente estaba en clase. Estaba en la escuela.

— No lo sé, maestra. Sólo... no lo sé.

— Le agradecería, Ficseto, que si le aburre mi clase, saliera del salón.

Parpadeé.

— No. No es eso. Lo siento. No volverá a... a pasar.

Ella se giró al pizarrón de nuevo. Hizo un gruñido. Era clase de anatomía de las estrellas.

No podía dejar de pensar en mi sueño. Estaba tan confundido con mi sueño. Hubiese podido jurar que de verdad estaba corriendo. Mi corazón estaba agitado. Y mi respiración fallaba.

— Oye Ficseto —susurró Cetta que estaba detrás de mí— ¿te afectó no dormir en tu cama anoche?

— Eso creo —respondí.

— Gerlos —interrumpió Lífsero— ¿podrían dejarme escuchar?

Levanté las manos en señal de disculpa. Ella regresó a sus apuntes, yo volteé al pizarrón.

Los Combates de Astéri [La Trilogía de las Estrellas 1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora