Capítulo 13

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Cetta llegó un rato después de que la calide arribara.

Su cuerpo se levantó de golpe, porque venía corriendo y se arrojó contra él mismo.

— ¡¿Vieron eso?! —Gritó alarmado—. ¡Ellos explotaron!

— Sí, lo sabemos —contesté. No podía decir nada más.

— Pero ¿por qué?

— Porque no pueden dejar que nadie sepa de esto —contestó Lífsero. Su expresión era irreconocible— y probablemente creen que borrar su memoria no será suficiente.

Y pensé:

— Y no lo sería —intervine— sólo borra un poco de tu memoria, no toda, y al ser un gran lapso de tiempo, sería imposible borrarla, o el cerebro sufriría un gran colapso.

— ¿Cómo lo sabes? —preguntó Cetta.

— Simple lógica.

Lífsero se puso de pie.

—Tiene razón. No habría manera.

La hora de entrenamiento se nos había pasado. Y aun así necesitábamos subir sólo para hablar con Lored, Flia y Luna de esto. Y como por arte de magia, ellos tocaron la puerta.

Bajé a abrir.

— Chicos —gritó Luna— Ya deberían de estar en el piso cero. ¿Qué pasó?

— Tuvimos algunas complicaciones —contestó Cetta, que se puso de pie, aún desnudo— Pero ya ha pasado todo.

— ¿No están...?— preguntó Flia mirándonos de lado.

— No —contesté tan serio como me fue posible.

— Astón dice que si no están arriba ya —intervino Lored— perderán cinco puntos.

— ¿Él puede hacer eso? —preguntó Cetta.

— ¿Quieres averiguarlo?

— Corramos ya.

Cetta se vistió de nuevo. Y cuando estuvo listo comenzamos a subir a toda prisa. Tomamos el elevador, aunque siempre estaba en la parte de arriba, y con lo viejo que era, tardaba mucho en bajar hasta donde estamos. El problema era que no había escaleras.

Cuando llegamos al piso cero, Astón nos estaba esperando en la puerta. Tenía la expresión de odio y frustración de las películas. Sus brazos estaban cruzados y no se veía de buen humor.

— Un minuto más, muchachos, y se hubieran ganado bastantes puntos menos.

— No se preocupe, señorito —respondió Cetta— No volverá a pasar.

Astón sacó aire, frustrado.

— Eso fue lo mismo que dijo la última vez, señor Perseto.

Cetta sacó aire, fingiendo frustración.

— No, dije que no prometía nada.

— ¡¿Se burla de mí, Low?!

— Para nada, señor —respondió con los ojos entrecerrados— Sólo déjenos pasar.

Era extraño escuchar a la gente llamando a Cetta Kundera "Perseto Low". Cuando lo conocí, era Cetta, cuando crecimos, era Cetta, y siempre ha sido Cetta. Es como si de un día a otro tuviese que llamar a Lífsero Bellatrix como la estrella. O que de pronto me cambiara el nombre por Foustel, o algo así.

Entramos al piso cero, me pareció inútil, porque ya ni siquiera teníamos el tiempo suficiente para entrenar nada. Cetta era el único que ya había entrenado: el viaje astral que realizó no fue en vano. Así que Lífsero y yo hicimos unos cuantos viajes para simplemente pasar el tiempo.

Los Combates de Astéri [La Trilogía de las Estrellas 1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora