*Elena*
Llevaba esto de Marta bastante bien. No es que no la quiera ni que no la eche de menos, al contrario, la extraño muchísimo. En cambio Dani, él está fatal. Se pasa el día llorando como un alma en pena. Llevamos como dos meses sin ella y todavía sigue triste. Yo intento echarle una mano pero se me hace imposible. Saca el lado negativo a las cosas y eso me duele. Él era un chico positivo que solo pensaba en disfrutar de las cosas, en cambio ahora da pena. Antes quería sacarle una sonrisa a todas las personas pero ahora le da igual. Tengo que hacer algo con este chico, ayudarle o rendirme y la segunda opción ni me la planteo. Lo más fácil para hacer va a ser hablar con él y que me cuente sus sentimientos para poder ayudarle.
10:30 de la mañana.
Metida en la cama sin intención de salir de ella. Me gusta estar tumbada por las mañanas en la cama para reflexionar de todas las cosas que me pasan a diario.
Intento hacer un esfuerzo para salir de la cama pero me resulta imposible. Más tarde escucho un grito de mi madre desde la cocina llamándome. Odio que me griten, pero con la dulce voz de mi madre se me olvida. Primero me pongo la almohada en la cara y después suelto un gruñido debido al dolor de cabeza que me resulta irritante.
Bajo al salón con mucha torpeza. Casi me caigo en el último escalón pero, ¿quién tiene la culpa? Mi madre. Suelo hacer esto. Me refiero a echarle la culpa a los demás sin tener la culpa. Vale, sí, soy cruel, pero ¿qué le hago? Antes solía echarle la culpa a Marta. La Elena infantil hacía eso, y la Elena adulta también lo hace, soy un caso perdido.
Después de estar toda la mañana en el salón viendo la tele o ayudando a mi madre a limpiar la casa, subí a mi cuarto con intención de cambiarme, ya que no iba a salir con Daniel con mi pijama de ositos y corazones. Me puse algo básico y cogí mi gorro de lana negro. Había cogido una pequeña adicción a los gorros.
Había hablado con Jesús de esto. Que no se montara sus películas de novio celoso de su hermano. Solo iba a salir con Dani para tomar algo y hablar. Técnicamente, si no saliera con Jesús parece una cita, pero no es una cita. A Daniel solo lo quiero como amigo y cuñado, por nada más. Una vez sentí un sentimiento raro hacia él. El día de Noche Vieja cuando nos besamos sin razón alguna y sin un claro objetivo de lo que nuestras conciencias estaban haciendo. Fue raro.
Dani vino a recogerme a la puerta de mi casa. Me despedí de mi madre y mandé un mensaje a Jesús mandándole besitos. Nos dispusimos a andar para ir a Starbucks o a algún sitio donde podamos hablar tranquilos.
Llegamos a ese sitio lleno de gente y nos pusimos a hacer cola. Estabamos en silencio los dos hasta que nos llegó el pedido.
- ¿Qué vais a tomar? -preguntó la chica del mostrador.
- Uhm -murmuré pensativa- dos cafés, por favor.
- Ahora se los pongo. -dijo la chica. Dejamos el dinero en el mostrador y recogimos nuestros cafés.
Elegimos una mesa que estaba pegada a la ventana. Me senté en una silla y Dani en otra enfrente mía.
- ¿Qué tal estás? -pregunté ya sabiendo la respuesta.
- Bien, bueno, todo lo bien que se puede estar cuando la chica de la que estoy locamente enamorado se ha ido a Irlanda durante un año. -dijo irónicamente
- Lo siento mucho, Dani. Yo tambien lo estoy pasando mal, pero se me pasará, igual que a tí.
- Gracias.
Después de estar más o menos 2 horas hablando salimos de Starbucks y nos fuimos para casa.
Hacía frío. Se iba a poner a llover.
- Elena, ¿quieres mi sudadera? -me preguntó Dani.
- No hace falta, gracias. -respondí. De repente llegó una corriente que hizo que me estremeciera. Dani se quitó la sudadera y me la dió. - gracias, pero, ¿no vas a tener tú frío?
- No, tranquila.
Fuimos andando tranquilamente. Llegamos a mí casa y nos despedimos con un abrazo.
Subí corriendo a mi cuarto y me di cuenta que llevaba puesta la sudadera de Dani.
Le puse un mensaje
“Dani, que tengo tu sudadera, ¿cuándo quieres que te la devuelva?”
A lo que respondió:
“Quedatela”
Entonces, no respondí. No quería hacer esto. Quedarme su sudadera. Tal vez este exagerando lad cosas y él en realidad solo lo hace con buena intención de amigo.
***
Empezó a llover. Me senté en el banco de la ventana y me puse a mirar por ella. La lluvia caía tranquilamente. Me puse a hacer dibujos en la ventana. Estaba cansada. Tenía sueño. Entonces sonó la puerta. Se abrió y era Jesús.
- Elena -pronunció mi nombre.
- Dime
- ¿Qué te pasa? -me preguntó preocupado.
- ¿A mí? No me pasa nada -dije tranquila. Era la verdad, no me pasaba nada.
- ¿Por qué llevas la sudadera de mi hermano? -preguntó enfadado.
- No te pongas en plan de novio celoso. Tenía frío y me la dejó. No te pases.
- Devuelvele la sudadera.
- ¿Pero a tí qué te pasa? -erstaba empezando a enfadarme. No me da la gana que se enfade conmigo porque sea un celoso.
- Me pasa que mi novia prefiere estar con mi hermano a estar conmigo. -de repente empezaron a caerme las lágrimas.
- ¡Eres un inmaduro! ¡Estoy ayudando a tu hermano a pasar lo de Marta! En vez de estar enfadado conmigo podrias estar conmigo y apoyarme, que mi hermana se a ido.
- ¿Yo un inmaduro? -me miró incrédulo- ¡Tú eres la inmadura que está pasandose!
- Vete a la mierda, Jesús.
- Pues muy bien. Ala, adiós. -entonces salió de mi habitación de un portazo.
«Genial, ahora enfadada con mi novio, no me podría ir mejor el día.»
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El tiempo pasa.
FanfictionSegunda Parte de: Una vacaciones diferentes.. Ya han acabado las vacaciones y ahora toca ir al instituto. Elena es nueva y gracias a Jesús y Dani ella se siente muy bien. Después de eso acaban ocurriendo ciertas cosas, tanto buenas como malas.