SEPTIEMBRE

El escritor

Otro día comienza y al salir de la cama lo primero que encuentro es la monotonía esperándome, alegre de verme despertar nuevamente, sonriente en una esquina y mirándome quisquillosamente e implorando que no le olvide y que continúe con ella. Se acomoda un poco el ropaje para atraer mi atención pero le ignoro. Está sentada al lado de las colillas de cigarrillos que yacen junto a la pila de libros leídos y por leer. Centenares de historias, un solo final.

Me he dedicado a lo largo de estos años a llorar en las sombras a la chica perfectamente imperfecta, con el amor guardado en el bolsillo y las lágrimas colgadas al cuello, refugiándome en el cigarrillo, en la soledad, en los libros pero sobre todo en estas cartas, escribiéndote para que no duela tanto tu ausencia y deseando algún día tener el coraje para enviarte todos mis escritos. Un cigarrillo por cada página escrita más 17 lágrimas por cada palabra nunca dicha.

Desde tu partida todo ha cambiado, constantemente me visitan la soledad y la monotonía, ahora hasta los libros felices se encuentran tristes bajo el telón de cenizas que cubre toda la casa. Gloriosos momentos cuando los libros habían sido capaces de silenciar los problemas.

Pero ahora en las paredes se encuentran las marcas de mi ira, de mi desesperación, de la profunda tristeza, en el salón se encuentran los libros de fantasía, aquellos que me llevaron a las nubes ahora se hallan en el suelo, el sol que inútilmente intenta colarse por las ventanas brilla más allá de mi cortina, y la monotonía nuevamente intenta seducirme entonando algunas canciones, el café esta frio y a medio beber sobre la mesa y yo me quedo con la mirada fija en el lápiz sobre el papel, en la infinita oscuridad de mi cuarto sólo brilla la punta del cigarrillo y estando ahí, engullido por toda aquella desolación, comienzo a escribir: "Sus cabellos, sus ojos, sus curvas... Su sonrisa."