Otra vez esa sensación de vacío, ese sentimiento profundo que al igual que el frio se cala entre los huesos y te llega al corazón, matándote lentamente y sin que lo sepas.
Nuevamente el deseo de abrazar un cuerpo a mitad de la noche y que me arranque todas las penas y dolores, tener una espalda al descubierto en la cual poder volcar todas mis emociones, tener a alguien que vea mis lágrimas de media noche, estas desgraciadas lagrimas que hacen meya en mis mejillas y en mi escritura.
El deseo de encontrar a alguien cada vez que abro los ojos, de encontrarte en el más profundo sueño a mi lado y quedarme contemplando tus curvas, ver tu cara libre de maquillaje, el deseo de despertarme y tenerte en mis sábanas blancas y no tener que rogar por tu regreso.
La sensación de tenerte a mi espalda y darme vuelta con los ojos llenos de esperanza solo para encontrar la nada misma y que ese sentimiento de vacío logre romperte aún más, ver las fotografías de otras parejas y ansiar correr a buscar nuestros recuerdos, memorias de otros tiempo y memorias que jamás sucedieron.
El deseo de hacer realidad todas aquellas memorias que no ocurrieron, un baile bajo la lluvia, la nieve en nuestros rostros, el roce de nuestras narices tras un beso, todo eso que jamás hicimos y que se guardó para siempre en un cofre.
Otra vez el deseo de correr a tu casa y pedirte salir, aunque fuese por un café, el deseo de ver tu cabello, tus ojos, tus manos bailando sobre las mías, oír tu voz en el viento y como este se la lleva. El innegable deseo de besarte, de saber cómo son tus labios, de sentirte cerca mío y olvidarme de este vacío que has dejado. La sensación de tus brazos rodeándome, intentando ser uno sin lograrlo, de cómo tus dedos se pasean por mis brazos hasta el cuello y como estos revuelven mi cabello, esa sensación de estar contigo tan única.
Otra vez esa sensación de que te has metido por debajo de mi piel y atreves de los huesos has llegado a mi corazón, ahora que te has ido has dejado tanto silencio, has dejado el deseo de que me abraces por detrás, el deseo de una sonrisa torcida, la sensación de tener tu cabeza apoyada en mi hombro dejando tu suave perfume, tú, que tan profundo has calado en mi alma, al igual que el frio.
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SEPTIEMBRE
Romance¿Adónde van las cartas que no enviamos? ¿Qué sucede con las cartas de amor olvidadas? Todos estos sentimientos que tenemos tienen que ser escritos pero... ¿qué sucede si nadie las lee? ¿pierden su magia? Todas las cartas deben ser entregadas y to...