Y tú esperabas que algún escrito fuera dirigido a ti.
Acabaste consiguiendo una plaza en tantas traiciones como he sufrido.
Supongo que era difícil ser fiel a la tristeza que yo representaba.
Supongo que fue complejo y quisiste volver atrás en el tiempo,
y deshacer una relación que tú sabías que era verdadera.
Un día me dijiste que confiabas en mí.
Un día me señalaste cerca de la cima de tu pirámide de confianza.
No creías en nadie y yo era "real".
Lo viste y no consideraste que para ser real hay que sufrir muchas realidades.
Hay que crecer en ello o, como yo, irte enterrando por las circunstancias.
Consumiéndote de forma que tu única esperanza es ayudar al prójimo.
Y no fuiste empática, pero nunca lo reconocerías.
Y me abandonaste o puede que fuera yo misma quien lo hiciera.
Y creaste una controversia que yo desconocería
para poner tu pie en una realidad que añorabas.
Porque yo era buena para ti a ratos.
Tú me necesitabas constante, pero no me apreciabas a menudo.
Y era tan fácil enfadarse conmigo.
Y era tan sencillo que yo fuera culpable.
Y no quería estar con nadie, pero tampoco contigo.
Y tú no lo veías.
Me consumía y tú creías que era diferente en otro entorno.
Estaba, estoy, rota por dentro.
Me pedías realidad y te enfadabas cuando no sentía.
Me decías que era sincera y yo te mentía,
yo te mentí diciendo que te mentía.
Fue mi afán de alejar a todos de mí.
Todos los que corrieran el riesgo de verse afectados,
por la bomba que explotaría pronto en mi pecho.
Fue ese afán lo que me hizo alejarme de ti y de todos.
No creo en nadie y ¿sabes qué?
No lo creía, pero creía en ti.
Pensaba que, de alguna forma, me entendías.
Si hubiera sido así no estaríamos en esta situación.
No te echo de menos.
No sufro por "tu partida".
Pero quería creer en ti.
No pensé que me harías esto.
Si has hecho lo que pienso,
seré por completo un fantasma para ti.
Acabo de llegar y ya deseo escapar.
Acabo de llegar y ya quiero marcharme de nuevo.
No encuentro mi lugar en el mundo.
