Pasa el tiempo,
y recupero los momentos de histeria
perdidos entre espejismos de un idílico comienzo
si no, final sin remedio.
Atarse al cobarde miedo,
pudrirse entre la maldad humana,
madrugar en la noche para buscar un escondido sol,
mentirle al silencio y hablar sin pronunciar.
Dibujar en superficies lisas miles de sombras irreconocibles,
dibujarte a ti y solo a ti.
Porque eres tú,
¿y por qué eres tú y ya no yo?
Se disipa el límite entre tú y yo,
mi mente ligada a un fantasma.