Al observar lasestrellas,
en el silencio establecido por dos animales en discusión.
No veo lomismo que tú,
no siento lo mismo que tú.
Yo veo melancolía,
tú ves alegría.
Yo veo tristeza almacenada en un conjunto de luminosos puntos,
que me recuerdan lopequeña que soy,
siendo ellos pequeños.
Me hacen saber que hay una infinidad deespacio,
que se sale de mi comprensión,
y deshacen cada una de mis esperanzas dever más allá.
Tan lejos y tan cerca que son visibles.
Y, ¿Qué hay de aquello tanlejano que ni la noche permite que observe?
¿Qué hay de una incógnita
queenreda el caótico batiburrillo de ideas humanas,
que comienzan desde un Big Bang,según lo nombran,
y acaban en un incierto futuro,
que quizás sea un infinitoinimaginable
para la vida tan ínfima del hombre?
¿Qué hay de aquellosantropomorfos verdosos que, en clave,
envían señales de existencia a unasolitaria organización?
¿Qué hay del cielo si ya no puedo verlo a tu lado?
¿Quéhay del miedo si lo he escondido en la infinidad de la noche?
¿Qué hay de él silo he vuelto a olvidar?
Y lo más importante, ¿qué hay del cielo cuando cambiami mundo cerca del suelo?
¿En realidad a alguien le importa?
¿En realidadalguien pudo observar como yo la segmentación?
Brechas en el cielo usualmentecompleto,
y que hacen referencia a una superficie que acaba de explotar.
Y todovuelve a empezar...
Como ya hizo antes,
pero nunca se recupera como entonces.