Lo veo todo gris.
A menudo agradezco el gris y no el negro.
Añoro la monotonía cuando me encuentro con un absoluto caos.
Añoro no inmutarme cuando algo me daña,
añoro la apatía cuando la pierdo.
Buscaba la alegría y decidió que con la paz era suficiente.
Quería grandes premios,
esperanzas de gloria que se hicieron diminutas
al verse ella ínfima frente al abrumador y enorme mundo que la rodeaba.
Decidió ser sencilla porque nadie la juzgaría.
Decidió no valerse por sí sola porque así había sido escrito.
Decidió ser lo que se esperaba para poder, en calma,
ser aquello que nadie quería para ella.
Labrarse un mundo secreto en sí misma
que nadie pudiera ver y que la ocultara.
Añoraba un mundo lleno de libros y vacío de gente.