Carballo

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Me levanté aquella mañana con miedo de desaparecer.

 Me levanto hoy con miedo a que la vida sea real. 

A que mis ojos me permitan ver que es real. 

Que todo esto es demasiado real.

Aquí estoy yo, deseando ser de mentira. 

Deseando ser solo un sueño. 

Deseando desaparecer del mundo. 

Deseando enterrarme en páginas de libros que solo recuerdo y ya no disfruto. 

Reconfortarme con el recuerdo. 

Vestirme de capas de esos libros y crear una fortaleza protectora a mi alrededor. 

Mi mente gira, mi mente se desborda. 

No puedo oír el silencio. No puedo oírte en este jaleo. 

Quise adentrarme en la lluvia y dejar que ésta borrara todo. 

Me deseé enferma para poder excusar mi falta de motivación.

Ya no sé a dónde ir. Creía al fin tener la solución y me está matando por dentro.

No es para mí, no es para mí. ¿Algo lo será? 

Miento sobre aptitudes ocultas que no puedo mostrar por estados depresivos. ¿Miento?

Miento otra vez al decir que es una mentira pues ni yo lo sé. 

Parece que hubiera caído demasiado bajo. 

Parece que me estén tirando ya piedras y tierra a una tumba que todavía no ocupo.

Me dicen que valgo, afirman una perfección que es una absoluta desgracia. 

No soy más que agua. No estoy más viva que el agua. 

El agua me refugia, el agua es parte de mí. 

Y es el agua lo que me ahoga, ¿o lo es el aire? 

Es el fuego el que me quema. Es el fuego al que odio. Porque yo siempre seré agua tibia. 

Yo siempre ocuparé un pequeño espacio solitario. Yo solo seré miedo.

Y si fuera un roble, el mismo que podría refugiarme. 

Si fuera un roble me mantendría estable. 

Si fuera un roble sería vida. 

Pero aun siendo roble, la mayor de las ventiscas quebraría mi tronco y arrancaría mis raíces. 

Volvería a caer. 

Volvería a sentir miedo.

APÁTICAWhere stories live. Discover now