Parque De Diversiones

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¿Al parque de diversiones? ¡Genial!

Abracé a Rubén fuertemente. ¿Hace cuánto tiempo que no iba a uno? Desde que a mi madre le dio una crisis paranoica y creía que los juegos se caerían y moriríamos todos, y no me dejaba ir.

- ¿A cuál iremos? - me separé un poco de él y le miré a los ojos

No dijo nada, en cambio me dio un corto beso y me tomó de la mano.

- Ya lo verás - una sonrisa se formó en su cara, dejando a la vista sus dientes perfectamente alineados

- Bien - hice una mueca de resignación, pues nunca he sido muy paciente

Tomé todas las cosas necesarias para ir (que no eran muchas porque se me podrían perder) y bajamos al estacionamiento. Una vez adentro del auto, Rubén tomó algo como una tela negra y me sonrió inocente.

- Lo lamento mi princesa, pero en esta travesía deverá ir vendada para la sorpresa final 

- ¿Es en serio? - reí levemente - pues, mi caballero, si es completamente necesario, véndeme 

Y así hizo.

Todo era negro, la tela no dejaba ver nisiquiera un poco de luz. Sentí como se encendía el motor y luego que avanzávamos. En realidad, yo nunca había viajado en auto a ciegas, sí había caminado de esta forma para mi cumpleaños número 11, que orgaizó mi padre en el garage, el cual fue un real asco porque no invitó a ninguna de mis amigas, todo lo contrario, invitó a las apartadas del curso, y para más, a las matonas (que luego se burlaban de mí).


*Flashback* (11 años)

Toc toc - llamaron a la puerta de mi pequeña pieza y luego abrieron.

Era mi papá, con una gran sonrisa y algo tras su espalda.

- ¿Cómo lo está pasando mi hijita en el día de su cumpleaños? - hizo un gesto para que me acercara

- Bien, supongo - dije no muy animadamente, encojiéndome de hombros y acercándome. ¿Cómo pretendía que lo pasara bien si mi cumpleaños era a mitad de vacaciones y todos los amigos dejaban la ciudad?

- ¡Que bien! - sus grandes manos se posaron sobre mis hombros y me dio vuelta - necesito que me sigas, te tenemos un regalo - y me tapó los ojos con algún tipo de tela

Luego me guió por los pasillos de nuestra casa. Yo sabía perfectamente a dónde me llevaba y para qué, esa tarde pude ver desde la ventana de mi habitación como llegaban niñas y regalos. Y en algún punto, me dijo que parara.

- Aquí hay escaleras - y antes de que me diera cuenta ya me había bajado en brazos, depositándome de nuevo en el piso.

Me quitó la venda, y me encontré a mi misma en una habitación completamente oscura, que estaba llena de susurros.

De la nada, se prendió la luz. Y las niñas allí presentes gritaron "¡SORPRESA!" (ecepto Lucy, Kate y Diana, las matonas). 

Eché una mirada alrededor, había un payaso (ODIO LOS PAYASOS!), unas siete niñas del grupo de perdedoras del curso, y, claramente, las ya nombradas anteriormente.

Suspiré. El payaso se me acercó y me preguntó mi nombre.

- ______ - le respondí

- ¡Chicas! hoy vamos a celebrar el cumpleaños de nuestra compañera ______. Un aplauso para ella.

Si hubiera tenido unos siete años es aceptable, pero eso era ridículo. El resto del cumpleaños pasó lenta y aburridamente, y el payaso hacía muchas cosas para hacernos reír, lo cual no lograba.

Rubénius { Rubius y tú }Donde viven las historias. Descúbrelo ahora