Rubénius { Rubius y tú }

Final

Narra Rubéncio

Me levanté al sentir pequeños movimientos en la cama, y caí en cuenta de dónde estábamos, sonreí con los ojos cerrados al recordar lo que hicimos con la Muyaya anoche.

Volví a sentir las sacudidas, pero esta vez eran más fuertes, asumí que ______ estaba saltando sobre la cama.

- Mmm solo cinco minutos más ______ - dije con una voz ronca mañanera y me di la vuelta envolviéndome con las sábanas

No respondió nada, pero siguió moviendo la cama.

Suspiré cansado y finalmente me decidí a abrir los ojos.

Me di la vuelta, iba a hacer que dejara de saltar a cosquillas, pero cuando me di vuelta me quedé helado.

Estaba convulsionando otra vez.

Me quede quieto unos segundos petrificado, observando como el delicado cuerpo desnudo de Juandy se sacudía sobre la cama a mi lado, luego mi mente hizo el click.

- Oostia puta - musité viendo como un pequeño hilo de sangre corría por su boca

Se había mordido la lengua.

Le puse un paño en la boca, como la última vez.

¡Oh dios!
Anoche se le había olvidado inyectarse.

¿Cuanto tiempo llevaría convulsionando mientras dormía?

Me vestí rápidamente y le puse algo de ropa a ella, saliendo de la cabaña con Juandy en brazos, aún convulsionándose.

Corrí con ella por el bosque, el camino era algo largo pero a la mierda. Traté de esquivar los estúpidos árboles que habían en el camino, fallando una vez, haciéndome un par de rasguños en los brazos pero no me importó, seguí corriendo.

Al final pude distinguirba la carretera.

Suspiré en alivio.

Abrí la puerta trasera, poniendo lo más delicadamente posible a ______ sobre el asiento, ya no convulsionaba tan bruscamente, ahora eran suaves movimientos.

- Vas a estar bien, muyaya - susurré mientras me subía al asiento del conductor y partía rápidamente

Iba a 140 km por hora en una zona de 40, y pronto avisté otros coches adelante. Los adelanté y escuché como me tocaban la bocina y gritaban.

Conducí lo más rápido que pude y luego de media hora ya estábamos entrando a Madrid. Pasados otros quince y ya estábamos en las puertas del hospital.

Estacioné en el primer lugar que encontré y bajé rápidamente a ______ en brazos, entrando en el enorme edificio que en el último año se me había hecho algo familiar.

Fui hacia una enfermera lo más rápido que pude, ______ seguía convulsionándose suavemente en mis brazos, lo cual me preocupaba mucho.

Digo, la situación ya era preocupante desde un principio, pero la última vez dejó de convulsionar luego de un corto tiempo, ahora había pasado al menos una hora.

La enfermera me llevó a una habitación, cerca de la de la vez pasada, y me indicó que acostara a ______ en una camilla que había allí.

Salió la enfermera y en breves entró el mismo doctor que la había tratado la última vez.

Me saludó con la mano, se acercó a un pequeño mueble de una esquina, y sacó una jeringa llena de un liquido transparente verdoso, inyectándoselo a ______ en el brazo.

En unos segundos dejó de convulsionar.

- ¿Qué pasó? - preguntó en doctor dándose vuelta, mirándome fíjamente