Capítulo 2.

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Sí, era más tarde de lo que pensó que llegaría, y fue eso lo que le hizo bajar apresurado de su viejo auto, el cual luego que consiguieran comprar una casa, iba a ser cambiado, y tal vez de esa manera Min Ho iba a tener que dejar de movilizarse en taxi o autobús para llevar a su hija a la escuela o al trabajo, porque Taemin creía que podrían darse el lujo de tener dos autos.

Aunque ahora los problemas económicos ya no estaban más; sólo tenían un auto, y Taemin siempre había considerado que necesitaban otro para poder movilizarse mejor, y creyó que tal vez era él quien debía de ir en taxi al trabajo para que las cosas fueran más fácil para su esposo, pero por el horario de trabajo siempre era sorprendido por el tráfico y gastaba más dinero del necesario, además de que perdía demasiado tiempo, en cambio cuando su pareja salía de casa era más fácil movilizarse.

Cuando abrió la puerta del apartamento, pudo percibir casi todas las luces apagadas excepto las de la pequeña sala de estar; dejó las llaves colgadas y luego caminó por el pasillo hacia el lugar.

—Estoy en cas...

No terminó la frase al ver a su esposo sentado en uno de los sillones frente al televisor. Min Ho estaba dormido, con su cabeza inclinada hacia la izquierda, apoyándola en el sillón y su hombro.

Taemin tomó el control que estaba sobre la mesita de centro y apagó la televisión, que tenía un volumen bajo, lo que le hizo suponer que Min Ho se había quedado dormido ahí luego de acostar a su hija.

—Min Ho... —los dedos de Taemin peinaron el cabello de su esposo hacia atrás —cariño, despierta.

Lo vio removerse un poco en el sillón antes de que sus ojos se abrieran, pestañeando varias veces al despertar antes de que sus ojos se posaran en la figura de su esposo.

—Llegaste —murmuró.

—Sí —los dedos de Taemin siguieron acariciando su cabello —es hora de que vayas a la cama, es tarde.

—Sí, sólo... —pasó las manos por su rostro —uhm... ¿cómo estuvo la junta?

—Bien —le sonrió —ve a la cama, iré a darle las buenas noches a Ha Seul.

Taemin había pensado en un principio darle la buena noticia a Min Ho de que sería el gerente general, sin embargo, no fue algo que se hubiera hecho un comunicado oficial, y mientras no lo hicieran, prefería no decir nada, después de todo, cuando había hablado con su esposo acerca del tema, le dijo que al no tener tantos años trabajando en la empresa, no había muchas posibilidades de conseguir el puesto.

Se alejó de la sala de estar dejando a Min Ho todavía ahí, y entró en la habitación de su hija, la cual tenía mucho decorados rosas y amarillos que eran los colores favoritos de la niña.

Taemin la observó en silencio un momento, llenándose de esa paz que ella podría transmitirle cada vez que la veía dormir, acercándose para dejar un beso en su frente y bajar la intensidad de la luz de la lámpara, la que siempre solían dejar encendida para que si ella se despertaba en mitad de la noche, no tuviera miedo,

Cuando salió de la habitación dejó la puerta un poco abierta, igual que como solía quedar la suya por si su hija los necesitaba en mitad de la noche o en las mañanas cuando irrumpía en su habitación, porque así como era la primera en dormirse, también solía ser la primera en despertarse.

Al entrar en su recámara Min Ho estaba sentado en el borde de la cama, parecía estar luchando con el sueño para poder esperar a su esposo.

—Te he dicho que no me esperes cuando tengo junta hasta tarde —Taemin se dirigió a su armario.

—No lo hacía, me quedé dormido mientras veía la televisión.

Buscó su pijama, se quitó la camisa y se colocó la ropa de cama, para luego girarse y ver a Min Ho, quien ahora ya se había acostado en su lugar de la cama y lo veía esperando a que su unieran a él.

EquivocadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora