Capítulo 4.

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Empujó el carrito cerca de los frigoríficos, dirigiéndose a la sección de carnes empaquetadas, deteniéndose un momento para decidir cuál compraría, y luego continuar su compra con los lácteos, recordando como su hija minutos antes le había dicho que le comprara un yogurt, y si ella no le hubiera sonreído tan dulcemente, pudo haber considerado fingir que olvidó de hacerlo.

Sabía que a veces era demasiado estricto con ella, pero quería que Ha Seul no sólo comiera golosinas, sino también tuviera comidas saludables, y parecía que para consentirla ya estaba su esposo, a quien incluso lo había dejado con ella en la sección de cereales porque si él se hubiera quedado habría cuestionado cualquiera que la niña escogiera porque para él todos contenían demasiada azúcar.

Estiró su brazo para tomar un yogurt de fresa para Ha Seul cuando sintió un brazo envolverse alrededor de su cintura, y por la contextura sabía que no se trataba de su esposo, por lo que empujó su codo para quien quiera que fuera se alejara, sin embargo parecía que su acción fue algo esperada, porque la persona se alejó lo suficiente para no recibir el golpe, pero de inmediato estuvo pegado a su espalda, impidiéndole girarse.

—¿Esa es tu manera de saludarme?

Detuvo cualquier intento de forcejeo cuando reconoció la voz, girando su rostro con su ceño fruncido porque no le había gustado para nada ser sorprendido de esa manera.

—Se Hun, ¿qué haces aquí?

—Uh... decidí hoy hacer compras, además éste supermercado me queda cerda de casa.

El ceño de Taemin se profundizó, porque estaba seguro que Se Hun no era quien se encargaba de hacer las compras de su casa, según tenía entendido, había alguien que se hacía cargo de eso, y de todo lo que tuviera que ver con la casa, porque Oh pasaba demasiado tiempo en el trabajo.

—Suéltame, Min Ho y Ha Seul deben de estar por venir a buscarme.

—¿Has pensado en lo que te pregunté? —inquirió soltándolo.

Taemin permaneció de espaldas a Se Hun por un momento, recordando como desde hace un par de semanas atrás su jefe llevaba haciendo la misma pregunta, la cual él intentaba evadir tanto como fuera posible.

—Necesito tiempo para pensarlo —dijo girándose —tengo una hija.

—La niña puede venir también.

—Ha Seul ama a Min Ho, es su padre.

Vio los rasgos de Se Hun endurecerse, era la señal de que su respuesta no le gustaba en absoluto, y había sido así cada vez que él intentó evadir el tema, porque no se suponía que las cosas serían así. Sí, ellos tenían sexo y no iba a negar que le gustaba, sin embargo, abandonar a su familia por una aventura, no era algo que quería.

No importaba lo mucho que Se Hun pudiera ofrecerle riquezas, él ahora era el gerente general, tenía un buen ingreso económico, y sabía que si su jefe se encaprichaba con él podría perder el trabajo, pero esperaba no hacerlo por haberse negado a aceptar su propuesta de abandonar a su familia por él, además era un buen empleado, a la empresa le convenía que él trabajara ahí.

—Los niños...

—Taemin...

Su mirada se dirigió al lugar de dónde provenía la voz, viendo a su esposo caminar hacia él, con Ha Seul en brazos, quien abrazaba una caja de cereales de chocolate, y parecía tan feliz que si por ella fuera los abriría en ese mismo lugar, sin embargo, Min Ho tomó el cereal y lo colocó en el carrito, frunciendo el ceño al darse cuenta de la cercanía de Se Hun y su esposo.

—Señor Oh, que sorpresa —habló Min Ho.

—Lo mismo digo —él fingió una sonrisa —no pensé encontrarlos aquí —dio un paso hacia atrás —vine por un refresco.

EquivocadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora