~Day 5 - White poppy: consolation, dreams~
Empezaba a sentir que pasaba demasiados momentos de su vida entre flores. A decir verdad, no le molestaba. Desde aquella caverna misteriosa, acostumbraba a preguntarle a Mikleo por el significado de todas y cada una de las plantas que se encontraban durante su travesía por Glenwood, y eran muchas. Siempre había vivido hundido en las ruinas y piedras milenarias, en las historias del pasado, siempre habían yacido allí sus sueños. Gracias al paso del tiempo, había aprendido a apreciar las leyendas que podían contarle los seres vivos, la flora eterna y autóctona que tantas cosas ha visto pasar frente a sus ramas, las semillas pisoteadas bajo los campos de batalla y los tallos a los que se les había arrebatado el derecho a crecer. Quizá aquel iba a ser su interés durante el siglo, oír las historias que las plantas le transmitían con su particular lenguaje. Quizá era por haberse vuelto un serafín de tierra, quizá por eso se notaba más afín que antes a todos esos pequeños regalos de la naturaleza. O quizá era que simplemente no podía ignorar lo bonito de la sonrisa de Mikleo cuando hablaban del tema.
En mitad de un inmenso campo de amapolas blancas, la cabeza de Sorey descansaba bajo el regazo de su amigo. Con la mirada distante, el albino le acariciaba los cabellos sin poner demasiada atención en lo que hacía. Pensaba en algo, pero el otro serafín era incapaz de descifrar en qué. Intuía por lo oscuros que parecían sus ojos en aquel momento que se trataba del pasado, y que algo le atormentaba. Cuando el rubio decidió alzar una mano y rozarle la mejilla, no reaccionó. Sus pálidos y esbeltos dedos siguieron trenzando y jugueteando con los mechones dorados como si nada, perdido en su propio mundo, totalmente ausente. Hacía mucho que no le veía así, y no solía ser una buena señal. Llevaba ya un par de días de viaje un poco encerrado en sí mismo, y conforme más se acercaban a su destino —a Lailah—, más se alargaban sus períodos de silencio y de contemplación. Sorey tenía una leve sospecha a cerca de los tópicos que le estarían rondando por la cabeza, y ya empezaba a ser momento de confirmar sus dudas. Con movimientos hábiles capturó las manos ajenas y se incorporó sobre sus rodillas, girándose para quedar frente a frente. Por unos instantes, los bañó una lluvia de pétalos de amapolas. Mikleo reaccionó con lentitud y, cuando se quiso dar cuenta, los labios de su amigo y amante ya habían capturado los suyos. Respondió, pero lo hizo sin mucho entusiasmo.
-Esto la verdad es que no es nada típico de ti, Mikleo. -Susurró el antiguo Pastor a unos escasos centímetros de su rostro, acunando su mejilla. El serafín retiró la mirada-. ¿Qué ocurre?
-Solo... Solo pensaba.
-Es lo que haces habitualmente, darle vueltas a las cosas. Pero no durante días. -Casi temeroso, el albino quiso fijar sus ojos en los contrarios. Luego los retiró como si se avergonzara-. Sabes que siempre voy a estar aquí para ti, ¿verdad?
-Por toda la eternidad. -Susurró-. Sorey qué... ¿qué pasa si se nos acaba la eternidad? -El serafín de tierra frunció el ceño, dándole a entender que no había comprendido sus palabras-. Todo lo que está pasando ahora mismo, los humanos contra los serafines, los nuevos infernales, los brotes de malicia... ¿qué pasa si nos desborda?
-¿Tienes miedo de que puedan vencernos? -Cuestionó. No esperó la respuesta antes de seguir hablando en un vano intento por consolarle-. Somos fuertes, Mikleo. Y tenemos la bendición de Maotelus. Si hemos vencido antes, lo haremos ahora.
-No me refiero a eso. Llevo mil años vivo, morir es el menor de mis problemas. -En la brusquedad de sus palabras, Sorey notó la inquietud-. No. No me preocupa que puedan ser más poderosos o no, no me preocupa la posibilidad de ponernos en peligro. Siempre lo hemos arriesgado todo en cada batalla, esta vez no será diferente.
-¿Entonces?
-¿Qué pasa si lo que muere son nuestros sueños, Sorey? -Quien un día fue Pastor se quedó congelado ante las palabras de su antiguo Señor Subordinado, ante sus dudas y ante la raíz de su miedo. Fue solo ahí cuando Mikleo pareció encontrar las fuerzas para mirarle a los ojos-. Nuestro objetivo cuando salimos de Elysia, nuestra razón para ser exploradores de ruinas, nuestro sueño... Tu sueño, la razón por la que te convertiste en el receptáculo de Maotelus, el sueño por el que diste tu vida... ¿qué pasa si todo eso se rompe? Luchaste por la convivencia entre humanos y serafines, por un futuro en el que compartiésemos el mundo y la vida, por un lugar en el que pudiésemos vernos, escucharnos y comunicarnos... y ahora todo eso se está rompiendo. Me confiaste tu sueño, me confiaste tu memoria y yo... yo... -Poco a poco, la voz del serafín de agua se fue haciendo más débil. Acabó por apoyar la cabeza en el pecho ajeno, llevado por los remordimientos que llevaban varios días carcomiéndole-. Te he fallado, Sorey.
-No digas bobadas. -Le estaba regañando, sí, pero el cariño en su voz era más que obvio. Y por si a alguien le quedaban dudas, le estrechó entre sus brazos mientras posaba los labios entre las raíces de sus largos cabellos-. Nunca podrías fallarme. Te confié mi sueño para que no cayese en el olvido porque sabía que serías capaz de mantenerme vivo, aunque solo fuera en tu memoria. Y lo hiciste, tomé la decisión correcta solo gracias a ti y a que estabas conmigo. Esto no ha sido culpa tuya, no ha sido culpa de nadie. Tú mismo me lo explicaste cuando desperté. Es natural que la malicia resurja, que se desarrollen períodos oscuros y nazcan nuevos Pastores para aplacarlos. Es un ciclo constante y, mientras sigamos con vida, nos tocará pasar por ello una, dos y cien veces. Pero en eso se basa nuestro trabajo, ¿no? En eso se basa nuestro sueño.
El albino no dijo nada. Volvió a mirarle. Cierto consuelo había aparecido en sus ojos malva, como si esas palabras le hubiesen calmado, como si hubiesen activado el pequeño interruptor en su alma dispuesto a luchar y a dejar a un lado las culpas.
-Siempre ha sido nuestro sueño, Mikleo. -Susurró Sorey una vez más, en un murmullo tan bajo que ni siquiera las flores le escucharon-. Ni mío ni tuyo, nuestro. Y siempre será así.
Y quizá cuando sus labios se rozaran de nuevo, Mikleo se sintiese un poquito mejor.
YOU ARE READING
The Languaje of Flowers [SorMik Week 2019]
Fanfic¡Ya está aquí lo que nadie esperaba pero en el fondo todos queríamos! ¡Llega un año más la SorMik week de tumblr! Este año el tema es el lenguaje de las flores y, como todas las propuestas eran muy tentadoras, la verdad es que viene cargadito. Disfr...