DOLOR

26 1 0
                                    

A lo largo de mi existencia escuché cual confidente los relatos de cientos de corazones, corazones que vaciaban en mi su tristeza, su felicidad, sus desconciertos y ocasionales secretos que compartía con las sábanas. Cada historia me obsequia una nueva enseñanza pero cada historia arde con diferente intensidad. ¿Sabes que es lo peor? Cuando el narrador era una ínfima chispa que logró abrasar la montaña de pasiones y luego sin previo aviso fue extinto por el diluvio de la desgracia y de manera desesperada e inútil intenta no apagarse. Y en ese intento pierde calor y se transforma en cristal gélido. Y claro que estas historias se acompañan de lágrimas, gemidos soyosantes, miradas perdidas, un nudo en la garganta y licor en la mano. Una vez que culmina el relato el narrador se siente libre, como si parte de su pena me la encomendara a mi y solo a mi para que lo acompañara en su dolor y por un instante sufrir como el sufre. El narrador se despide para siempre, agradece a los oídos que lo escucharon y se marcha. Y es ahí cuando el eco de mi corazón me dice "Y ahora, ¿Quién te escucha a ti?"

INFINIDAD Where stories live. Discover now