Capítulo #8: Comenzando a tener una vida más fácil. Mala idea (Parte 2).

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Voy directo sin pensarlo hacia la oficina, toco varias veces, luego de varios golpesillos me abren la puerta.

–¡Hola Lambre, me alegra verte! –(A mi no, Dios mio supéralo mujer)– ¿Qué vienes a buscar o qué ha sucedido? –Pregunto muy preocupada.

–Vengo a buscar a la creadora y dueña de ésto –Digo sacando el cuaderno manteniéndolo como si fuese una bandera.

La directora se asombra cuando me ve, me abraza y me dice:

–¡No lo puedo creer!, vos lo conseguiste. Me alegra que hayas sido tú y no otra persona que no le lleva sentido a eso, en fin. ¿Quieres hablar con la señorita Ámbar?.

Solo asentí en silencio y me dijo:

–Perfecto. Ya te la llamo.

Y la directora, se ha perdido de mi vista.

Aún no podía creerlo una y mil veces más, iba a hablar con una "experta " en eso. Podía controlarme físicamente a través de medicinas y no haciéndome daño.

Terminé de seguir imaginando cosas cuando la directora llegó con una chica catira, pequeña de estatura teniendo una gran sonrisa en sus labios.

–Bueno, Ámbar ella es Jenny. La chica que ha conseguido tu libro.

–Hola un gusto conocerte soy Ámbar, gracias por encontrar mi libro –(me abraza).

–No hay de que agradecerme. Me alegra encontrarte bien.

–Bueno chicas, las dejo para que hablen.

Ambas solo asentimos.

–Ámbar no te molesta si te hago unas preguntas sobre este excelente trabajo que realizaste.

–No me molesta en lo absoluto, me alegra que te haya gustado y tengas preguntas sobre eso –(Dice Ámbar teniendo una sonrisa enorme en sus labios).

Tomo un suspiro, y pregunto ansiosa

–Haber cuéntame, ¿Qué te motivo a hacer esto?.

Ámbar soltó una risita y explicó:

–Mi persona –(Tomo un suspiro y miro hacia abajo)– yo era una persona muy deprimida no podía contenerme  a estar feliz era algo muy feo. Todo comenzó desde la muerte de mis padres –(Comenzó a tener los ojos llorosos)– y un chico me haya roto el corazón, tengo veinte años, consumí drogas desde los doce, tuve varios problemas enfermizos cuando me empezaron a llevar al psicólogo y me mando unas pastillas antidepresivas, porque ya como te conté anteriormente era una persona muy depresiva.

–No llores Ámbar, sabes que puedes contar conmigo si no tienes alguien con quien contar –(Le seco con mis pulgares sus lágrimas).

–Me alegra tener alguien con quien contar, eres una persona de buen corazón y mereces lo máximo.

–Gracias –(Abrazo a Ámbar).

–Te puedo contar un secreto, que solo lo sabrás tú –(Dice Ámbar muy preocupada).

–Sí, adelante cuéntame.

–Aún consumo droga.

No digo nada, y ella volvió a hablar.

–Se que no debería decirte esto. Pero, yo no tengo amigos y menos que me acompañe para eso, ¿Tú podrías acompañarme y ser mi amiga?.

–Por supuesto.

Y ambas nos fuimos de la oficina.

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He llegado a casa de Ámbar, le dije a Marcos que iba a llegar tarde a la casa y opté por no ir a casa de Pablo hoy. La casa de Ámbar era algo así a una casa embrujada, daba miedo pero no lo tomé de absoluta importancia, ella solo vivía con sus dos hermanos mayores.

El Asper Master 23Donde viven las historias. Descúbrelo ahora