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La mañana siguiente, tardé más de lo habitual en preparar el desayuno. Alargué cada paso de la preparación, temiendo lo que estaría esperándome en el salón. ¿Cuánto se habría distanciado Off esa mañana del febril amante de la noche anterior? Serví un plato para mí y lo dejé en la encimera, después de preparar el de él. No estaba seguro de si yo comería algo aquella mañana. No estaba seguro de dónde quería comer. No. Eso no era verdad. Sabía bien dónde quería comer: en la mesa de la cocina, con Off. ¿Qué me había dicho Krist mientras comíamos juntos, antes del accidente?

« Tienes que tratar a Off con cuidado» .

Bueno, yo podía ser muy cuidadoso. Lo manejaría con tanto tacto que él no vería venir el golpe. Lo trataría con muchísima delicadeza. Y conseguiría derribar su muro, ladrillo a ladrillo. Dejé las tostadas francesas delante de él. ¿Fue sólo mi imaginación o vi cómo se le elevaban las comisuras de los labios?

«¿Crees que es diferente para mí? ¿Qué te hace pensar que es distinto para mí?»

Era como si Off hubiera vuelto a decirlo en voz alta. Las palabras resonaron en mi cabeza y supe que no importaba que estuviéramos en el comedor. La noche anterior había conseguido abrir una pequeña grieta en su coraza. Ahora sólo tenía que hacerla más grande.

—Sírvete un plato y hazme compañía —dijo, cogiendo los cubiertos y cortando un trozo de tostada. Me senté con él poco después.—Lo que ocurrió anoche no cambia nada —me dijo en cuanto me senté—. Yo soy tu Dominante y tú eres mi sumiso.

«Tú sigue repitiéndote eso, Off. Es posible que al final consigas convencerte. Pero lo que ocurrió anoche lo ha cambiado todo» .

—Me preocupo por ti —prosiguió—. No es tan extraño. En realidad es lo que se espera de mí.--Yo empecé a comer.—Pero el sexo no es lo mismo que el amor. —Se metió un trozo de plátano en la boca, masticó y tragó—. Aunque supongo que hay gente que los confunde.

No me miraba mientras comía, casi como si, de esa forma, le resultara más sencillo hablar. Estaba seguro de que la noche anterior había visto verdaderos destellos de sus auténticos sentimientos. Pero su manera de actuar en la mesa daba a entender que se estaba preparando para una dura batalla. Me pregunté si ésta sería consigo mismo o conmigo. Luego decidí que con él. Definitivamente,era consigo mismo.

« Te oigo, Krist. Te oigo alto y claro» .

Después de desayunar, me ordenó que lo esperara en su habitación. Las cortinas estaban casi corridas y entre ellas sólo se colaba un ligero resquicio de luz. Miré a mi alrededor: no había almohadones sobre el colchón, ni correas, ni el potro. Sólo la cama. Entonces vi el almohadón en el suelo, que sólo podía significar una cosa, y me arrodillé sobre él completamente vestido. Off entró en la habitación. Seguía llevando los mismos pantalones de la noche anterior.

—Muy bien, Atthaphan —dijo, acercándose a mí—. Me complace que te anticipes a mis necesidades.

Se quitó los pantalones y vi que sólo estaba medio erecto. Me incliné hacia delante y me lo metí en la boca, rodeándole las caderas con los brazos. Él hundió los dedos en mi pelo. Yo hice girar la lengua por su polla y la deslicé por toda su longitud mientras él se movía muy despacio dentro y fuera de mi boca. Off podía fingir que aquello no era más que sexo, pero yo sabía la verdad y le entregué mi corazón de la única forma que me permitía. De la única forma que podía. No podía decirle cómo me sentía, pero se lo podía demostrar. Podía hacerlo convirtiéndome en lo que Off necesitaba, cogiendo de él lo que yo necesitaba a cambio.

Se le entrecortó la respiración y empezó a embestirme con más fuerza. Relajé la garganta para que pudiera internarse hasta el fondo y garantizarle la liberación que necesitaba. Me estiró del pelo con fuerza. Yo levanté la mano para agarrarle los testículos con suavidad y se los acaricié. Me arriesgué a mirarlo y cuando le vi la cara, me quedé helado. Tenía los dientes apretados y su expresión... su expresión era la viva imagen del dolor. Parecía que fuera él quien estuviera tumbado en el potro. Y en ese preciso instante supe lo que estaba haciendo: estaba intentando demostrarse a sí mismo que lo que había entre nosotros sólo era sexo. Y eso me hizo enfadar, porque lo que había ocurrido la noche anterior había sido muy bonito. Nosotros dos podíamos tener algo bonito. Pero él no quería admitirlo.Podía ser mi Dominante, yo podía ser su sumiso y podíamos tener algo bonito.

Submissive [OffGun]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora