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Después de salir de la piscina de agua caliente, fuimos a otra sala donde nos hicieron la manicura y la pedicura, los cuatro sentados en fila frente a otras tantas esteticistas. Todos por broma nos decidimos pintar una de nuestras uñas por el mismo tono de intenso color rojo llamado After Sex. A Krist le hizo mucha gracia el nombre del esmalte y todos nos sumamos a su iniciativa como un grupo de colegas de hermandad. Cuando acabamos, nos dimos un abrazo y cada uno se fue a su habitación. Al día siguiente había bufé libre al que todos asistiríamos. Krist me lanzó un beso despidiéndose hasta la cena. Yo me moría de ganas de ver a Off. Me estaba esperando en la suite, leyendo el periódico. Cuando entré, levantó la cabeza con los ojos brillantes.

—¿Has disfrutado del día? —preguntó como un completo caballero.

 Como si su mirada no me estuviera diciendo de seis formas diferentes que me deseaba. Que me deseaba mucho.—Sí, Amo.Él se puso en pie con el collar en la mano.

—¿Añoras algo?

Yo asentí.

—¿Quieres recuperarlo? —preguntó, acercándose a mí. Asentí de nuevo.—Dilo —me dijo. Su voz se tornó más grave—. Dime que lo quieres.

—Lo quiero —susurré, mientras se colocaba detrás de mí—. Quiero tu collar. 

Off me quitó la camiseta. Luego me besó la marca del hombro y murmuró contra mi piel:—Ayer por la noche te marqué. Te marqué como mi propiedad y lo volveré a hacer. —Me rozó el hombro con los dedos—. Te puedo marcar de muchas formas.

Tuve que hacer acopio de todo mi autocontrol para no suplicarle, porque,maldito fuera, yo quería que me marcara. Sentí cómo me temblaban las piernas sólo de pensarlo.

—Por desgracia —continuó, abrochándome el collar—, tenemos que ir a cenar con Singto y Krist. Ve a cambiarte. Te he dejado la ropa en la cama. 

Allí me esperaba un short de algodón junto con una playera manga larga. No había medias. Comprendí la indirecta y no me puse boxers. Cuando regresé, Off estaba junto al sofá.

—Inclínate sobre el brazo del sofá, Atthaphan.

Hice lo que me pedía, preguntándome cuál sería su propósito, pues teníamos que irnos enseguida. Se puso detrás de mí, me bajo el short y me pasó la mano por la piel desnuda. Se rio.

—Qué bien me conoces. Es una lástima. Esperaba poder darte unos azotes antes de cenar.

Tomé nota mental de que la próxima vez tenía que ponerme boxers. Fuimos a un restaurante del puerto que probablemente no debía de estar muy lejos de donde New y Tay habían estado hablando la noche anterior.

—Habrá varios platos de pescado en el menú —dijo Off mientras íbamos en el coche—. Quiero que pidas alguno de ellos.

Por suerte, me encanta el pescado. Me pregunté qué pasaría cuando me ordenara que hiciera algo que no quería hacer. Llegamos antes que Krist y Singto y los esperamos sentados en un reservado. Off me hizo un gesto para que entrara yo primero. Estábamos leyendo la carta y yo intentando decidirme entre el salmón y el mero, cuando llegaron.

—Gun —saludó él con sequedad.

Me quedé sorprendido. ¿Había hecho algo que le hubiera molestado? Levanté la vista, pero estaba fulminando a Off con la mirada; por lo visto no era conmigo con quien estaba enfadado. Miré a Krist, que se encogió de hombros. O no quería que yo supiera lo que había pasado o él tampoco lo sabía. El camarero vino a tomar nota de las bebidas y, cuando se marchó, Singto soltó la carta sobre la mesa con rabia. Off lo miró frunciendo el cejo.

Submissive [OffGun]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora