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Off me sorprendió cuando vino a la biblioteca para visitar la Colección de Libros Raros el miércoles siguiente. Me sorprendió en el buen sentido de la palabra.

—He estado pensando en lo que me dijiste sobre aquel asunto del coche —dijo, subiéndose la cremallera del pantalón.

—¿Ah, sí?

Yo me calcé rápidamente los zapatos. Si íbamos a discutir, quería estar completamente vestido. Porque no había ninguna forma de que yo aceptara que me comprara un coche. Se puso bien la corbata.

—He decidido no presionarte.—¿Qué?—Vi que la idea te incomodaba muchísimo y aunque hay una parte de mí que sigue pensando que es más seguro que conduzcas tu propio coche, tu bienestar mental es igual de importante para mí. —Se acercó y me miró—. No quiero que te sientas como una puta.

Estaba un poco sorprendido de que olvidara el tema sin discutirlo más, pero me alegró saber que no iba a imponerme su voluntad.

—Gracias.

—Dar y recibir, Atthaphan. Así son las relaciones. —Cogió su abrigo de camino a la puerta—. Aprecio mucho que seas sincero conmigo acerca de tus sentimientos. A mí me cuesta mucho.

« No me digas, Sherlock» .

—Quizá podamos trabajar juntos en ello. 

Off me aguantó la puerta para que saliera.

—Quizá.

El viernes por la tarde me reuní con él en la terminal privada del aeropuerto. Estaba esperándome junto a un precioso jet privado. Por lo menos a mí me pareció precioso; nunca había visto uno de cerca, así que no tenía con qué compararlo.

—Buenas tardes, Atthaphan —me saludó—. Gracias por haberlo organizado todo para salir antes del trabajo.

Asentí y miré la mano que me tendía para subir la escalerilla del avión. El interior era espacioso y elegante. Parecía un sofisticado apartamento: tenía un bar, sofás de cuero, incluso un pasillo que conducía a un dormitorio y, por supuesto, asientos tapizados en piel. El piloto nos saludó cuando nos vio entrar en la cabina.

—Enseguida estaremos listos para despegar, señor Adulkittiporn —dijo. 

Off hizo un gesto en dirección a los asientos.

—Deberíamos sentarnos.

Lo hice junto a él, con un hormigueo en el estómago, mientras el personal de cabina se preparaba para el vuelo. Estaba nervioso por varios motivos: por volver a ver a la familia de Off y por las expectativas que él pudiese haber depositado en mí.  Además, me preguntaba cómo iría el partido y, vale, no mentiré, me estaba volviendo loco pensando en los planes que habría hecho para nosotros dos. Enseguida estuvimos en el aire. Inspiré hondo y cerré los ojos.

—Quiero hablar contigo sobre el fin de semana —me expuso—. Seguirás llevando mi collar. Sigues siendo mi sumiso. Pero mi tía y Tay no tienen porqué saber nada de mi vida privada. Así que no te dirigirás a mí como Amo, Señor o Señor Adulkittporn. Si te esfuerzas, te darás cuenta de que puedes evitar decir mi nombre. —Me miró a los ojos—. No quiero que me llames por mi nombre depila a menos que sea inevitable.--Asentí.—Muy bien —dijo—. Hoy vas a aprender algo más sobre el control. 

Una mujer mayor entró en la cabina.

—¿Les sirvo algo a usted o al joven Phunsawat, señor Adulkittiporn?

—No —contestó Off—. Ya la llamaremos si necesitamos algo.

—Muy bien, señor.

—A menos que la llamemos, pasará el resto del vuelo con el piloto —me explicó él luego, desabrochándose el cinturón—. Cosa que no haremos. —Me tendió la mano—. Ven conmigo.

Submissive [OffGun]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora