22

1.9K 223 8
                                    

La mañana siguiente, me desperté con el sonido de unas voces apagadas que procedían del salón. Me di la vuelta y lancé una mirada al reloj que había junto a mi cama. Las siete y media.¡Las siete y media! Salté de la cama y me puse la bata, antes de darme cuenta de que no estaba en casa de Off. Estaba en un hotel. En Tampa. Allí no había cocina. No tenía que preparar el desayuno. Aliviado, me volví a sentar en la cama y vi la botella de agua y los dos ibuprofenos que había en la mesilla de noche. Ese recordatorio de lo mucho que Off se preocupaba por mí me hizo estremecer. Me tomé las pastillas con agua fría y fui al baño. Krist y Godji no habían dicho a qué hora tenía que reunirme con ellos en el spa, así que me tomé mi tiempo para ducharme y prepararme. Para ser sincero, pasé la mayor parte del tiempo pensando en lo sucedido. Yo creía que la noche que pasamos en la biblioteca lo había cambiado todo entre Off y yo, pero al mirar atrás, supe que estaba equivocado. La noche pasada sí que lo había cambiado todo. El día anterior me preocupaba llevar el collar al spa, pero esa mañana hubiera caminado por encima de un montón de cristales rotos por Off. O sobre ascuas ardientes. Sobre cristales rotos mezclados con ascuas ardientes. Estaba dispuesto a hacer cualquier cosa que me pidiera. Y llevaría su collar al spa con orgullo. Salí al salón de la suite. Él estaba sentado a la mesa y yo agaché la cabeza cuando lo vi.

—Ven a sentarte y a desayunar, Atthaphan—dijo.

Me acerqué a la mesa. Probablemente me había despertado el servicio de habitaciones. Mi desayuno seguía caliente: beicon, huevos, fruta y tostadas. Zumo de naranja recién hecho y café. Me rugió el estómago.

—Godji y Krist dicen que New y tú estéis en el spa a las nueve y media—explicó—. No estoy seguro de lo que tienen planeado, pero por lo visto no acabaréis hasta por la tarde.

De repente, me entristeció pensar que no iba a pasar el día con él. Aquél era el único día de todo el fin de semana que teníamos para estar juntos, y yo estaría en el spa y él jugando al golf. Era ridículo que me sintiera triste, pero lo estaba. Comí en silencio, pensando en cómo podría librarme de pasar el día separado de Off; quizá pudiera quejarme de dolor de estómago o de un repentino brote de gripe, incluso utilizar la popular excusa del dolor de cabeza. Pero era día de spa, y lo pasaría con Krist, New y Godji. Por otra parte, siempre nos quedaría la noche...Cuando acabé de desayunar, Off me ordenó que me pusiera de pie. Me rodeó hasta ponerse detrás de mí.

—Krist y New saben lo nuestro. Me gustaría pensar que mi tía no, pero aunque lo sepa —me desabrochó el collar—, no hay motivo para airearlo. —Se puso delante de mí—. Recuperarás tu collar esta tarde.

Yo agaché la cabeza. Él me levantó la barbilla con el dedo y cuando me miró fijamente le brillaron los ojos.

—Aunque no lleves esto sigues siendo mío.

Me volví a estremecer. Me encontré con New en la puerta del spa.

—¡Hola! —lo saludé, corriendo hacia él. Él se volvió hacia mí con una ancha sonrisa.

—Hola, ¿qué tal tu noche?

Estaba seguro de que mi sonrisa rivalizaba con la suya.

—Impactante —le dije, arqueando ambas cejas.

Me cogió del brazo.

—No quiero detalles. Pregúntame cómo me ha ido a mí.

Eso me pareció muy bien. Yo tampoco tenía ganas de contar nada.

—¿Qué tal tu noche?

—Oh, Gun —respondió embelesado—. Ha sido perfecta. Después de cenar,fuimos al puerto. Fue muy divertido ver cómo Tay intentaba pasar inadvertido, porque ya viste, ¿no? Es imposible. La gente no deja de acercarse a él y de pedirle que les firme camisetas y todo eso. Y fue muy amable con todo el mundo, incluso a pesar de que quería estar a solas conmigo. Pero al final dimos con un sitio tranquilo y sólo hablamos y hablamos, ¿y sabes qué?

Submissive [OffGun]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora