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Nos fuimos deslizando tranquilamente en su plan de naturalidad. El domingo por la tarde, a las tres en punto, Off me ordenó que subiera a mi habitación y me vistiera. Y como yo ya me había ocupado de preparar el desayuno y la comida, dijo que la cena era cosa suya. Comimos en la cocina, mientras mirábamos caer la nieve. Me sentía raro estando vestido. Casi como si me estuviera escondiendo. Después de cenar, llamé a New para asegurarme de que estaba a salvo con Tay. Pareció incomodarlo un poco que me preocupara por su seguridad, pero yo sabía que para él significaba mucho que lo hubiera llamado. Cuando colgué, me fui a mi biblioteca y pasé la noche solo. Off se quedó en el salón. Y aunque no estuvimos juntos, me sorprendió mucho lo cómodo que me sentía en su casa. Lo primero que hice la mañana del lunes fue llamar a Martha al móvil para explicarle mi situación. Me dijo que, de todos modos, la biblioteca estaba cerrada por culpa de la nieve y que me mantendría informado. No quería pasar el día inactivo, así que utilicé la cinta de correr de Off después de desayunar. Tenía que reconocerlo: él acertó de pleno con mi plan de ejercicio. Estaba empezando a notar mejoría en mi tono muscular, la fuerza y la resistencia. Después de algunas semanas, no sólo estaba más delgado, también estaba en forma.

Quizá fuera consecuencia de haber pasado todo el fin de semana desnudo, no estaba seguro, pero no tenía prisa por quitarme la ropa de deporte. Bajé la escalera sintiendo el fluir de las endorfinas por mi cuerpo. No tenía ganas devolver a la biblioteca, así que decidí limpiar. Era evidente que Off tenía personal de limpieza, pero quien fuera que se ocupara de ello, no podría ir a la casa con aquella tormenta. En la cocina encontré un armario lleno de productos de limpieza. Exploré hasta que encontré lo que buscaba: un plumero. Miré a mi alrededor, no había ni rastro de Off.

Crucé el salón, coloqué mi iPod en el reproductor de él y subí el volumen. Busqué entre mis canciones hasta que encontré una que New había descargado para limpiar. Los dos estábamos de acuerdo en que no nos importaba hacerlo si podíamos bailar al mismo tiempo. Cuando empezó la música, comencé a dar vueltas y a moverme. Me desplacé por todo el salón agitando el plumero y limpiando todas las superficies. Al final, eché la cabeza hacia atrás y me puse a cantar. Después examiné la habitación, asentí satisfecho y me di la vuelta para salir. Off estaba en la puerta, mirándome.Ups.

—Atthaphan—dijo, con mirada divertida—. ¿Qué estás haciendo?

Yo hice girar el plumero.

—Limpiando el polvo.

—Yo ya le pago a una persona para que se encargue de esas cosas.

—Sí, pero seguro que esta semana no podrá venir, ¿no?

—Supongo que no. Aunque, si insistes en hacer algo útil, podrías lavarme las sábanas. —Sus ojos se burlaron de mí—. Alguien las ensució mucho el pasado fin de semana.

—¿En serio? —pregunté con fingida incredulidad—. ¡Tendrás cara...!

Él se dio media vuelta, se detuvo y me miró por encima del hombro.

—Por cierto —dijo—, voy a quitar el yoga de tu plan de ejercicios.

« Jamás nadie dijo unas palabras más dulces» .

—¿Ah, sí? —pregunté.

—Sí. Lo voy a cambiar por limpiar el polvo.

Off preparó ensalada de pollo para cenar.

—No es tan buena como la tuya —comentó, dejando mi plato en la mesa de la cocina—. Pero servirá.

Yo ladeé la cabeza.

—¿Te gusta mi ensalada de pollo?

Se sentó.

—Eres un cocinero excelente. Ya lo sabes.

Submissive [OffGun]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora