agua de melón, sana el corazón.

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capítulo gguktae

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capítulo gguktae.
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Jeongguk se encontraba en su consultorio. Por el momento, no tenía ningún paciente por ver, ya que se encontraba en su pequeño descanso matutino.

Debería de estar utilizándolo para comer algo en la cafetería, pero sinceramente no tenía ganas de ver al tierno blanquecino con su pareja. No le mal interpreten, el morocho en verdad les deseaba felicidad a la adorable pareja; sin embargo no podía evitar sentirse terriblemente mal consigo mismo por haber sido una basura con Min.

La vergüenza le carcomía tortuosamente, provocando un tenue color rosa en sus mejillas. Ya que después del incidente del trío, más o menos todo el hospital se enteró.

En aquel entonces, el miedo le había dominado. Todo por lo que había luchado estaba a punto de irse a la mierda. Su cédula profesional estaba en juego, todos los años invertidos en sus estudios se joderian. Pero, como si de un milagro se tratase, su jefe logró eliminar el suceso.

Jeon era el mejor obstetra del puto hospital, sencillamente no podían dejar ir a tal médico de oro. Palabras de su jefe.

Con aquel revuelto superado, y con sus colegas algo impactado por el evento; las miradas de desagrado y desdén no se hacían esperar. El azabache no le importaba del todo, ya que no les consideraba importantes en su vida; sin embargo se sentía sucio.

Seokjin, por su parte, decidió irse un tiempo de vacaciones a una casa de playa en las bellas costas de Brasil, huyendo completamente del problema. Cobarde, pensó Jeongguk.

Y luego estaba aquel pequeño pasante.

Sus lacios cabellos rojizos cubrían sus tiernas pecas, sus mofletes que siempre se encontraban pintados de un tenue color rosáceo, aquellos delicados labios en forma de corazón y un par de brillantes orbes café. El pasante era maravilloso.

Maravillosamente fuera de su alcance.

Jeon había tratado innumerables veces de hablar con el adorable pelirrojo, el morocho quería sencillamente disculparse con el. Es decir, por culpa de su calentura había puesto a dos perdonas en peligro. El chico, siendo tan solo un simple practicante, y teniendo una tierna edad de 24 años (a comparación de los más de 30 de Jeon); el chico era un bebé.

El remordimiento le comía con abrazadora lentitud.

El azabache suspiró pesadamente, miró el pequeño reloj digital que se encontraba en su escritorio. Su descanso estaba por terminar, y él tan solo se la había pasado sentado pensando en todo y en nada.

¿T-toc-Toc?

Jeongguk levantó su cabeza con rapidez. Reconociendo aquella melodiosa voz con más velocidad de lo que le gustaría.

ㅡ A-adelante.

Una cabellera rojiza se asomó por la puerta blanca del consultorio del obstetra.

El delgado cuerpo del pasante entró en su bendecido campo de visión. El uniforme blanco le acentuaba tan jodidamente bien. El precioso chico se encontraba con la cabeza gacha mientras jugaba con sus inquietas manos.

ㅡ ¿Qué necesitas, chico?

Bien Jeon, confiado ante todo.

ㅡ Bu-bueno, yo venía a pedirle una disculpa. Verá, no fue para nada profesional de mi parte el haberme involucrado en un acto tan indecente como e-el que usted sabe. De todo corazón yo...ㅡ

Los labios del chico se movían con tanta fluidez que le era imposible quitar su vista de ellos. La punta de su lengua se asomaba entre sus regordetes labios, haciendo que lucieran deliciosamente brillosos.

La sangre comenzó a fluir hacia la zona sur de su cuerpo. Joder, esto no podía estarle pasando ahora.

ㅡ Y bi-bien, ¿q-qué opina?

Venga Jeon, tienes una furiosa erección entre las piernas y no tienes una mierda de idea sobre que estaba hablando el chico.

ㅡ ¿Se-señor?

Jeongguk carraspeó y miró los brillosos ojos castaños.

ㅡ ¿Qué te parece si te invito a comer comida mexicana? He escuchado que es muy sabrosa.

El joven asintió con entusiasmo, mientras que una pequeña sonrisa se extendía en sus labios.

Quién lo diría. El médico Jeon era todo un galán.

maldita máquina expendedora. | jimsuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora