refresco de manzana, y un lo siento.

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Con sonrisas cómplices, Jimin y Yoongi comían de aquella deliciosa lasaña, cortesía de la mamá del rubio

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Con sonrisas cómplices, Jimin y Yoongi comían de aquella deliciosa lasaña, cortesía de la mamá del rubio.

Después de aquellos fatídicos días (no tanto), el par comenzó una bonita relación de amistad, si es que a eso le podemos llamar un conocernos casual y un par de encontronazos en el armario del conserje. Oh sí, esos eran los favoritos de Yoongi.

Desde que con ayuda de Jimin, descubrió lo mágico que puede ser sus cortos, pero gruesos; deditos y un poco de cualquier cosa que funcionase como lubricante, Yoongi es el cuádruple de feliz.

Sin embargo, pese al grandioso sexo que le daba, Yoongi empezó a aprender cosas nuevas sobre el amor. Como por ejemplo, que no siempre va a ser como en las historias fantásticas de romance gay que suele leer. Entendió que no hay tal cosa como la pasión instantánea, o aquella confianza poderosa que adquieren los personajes que a leído. Y es por esa razón que Yoongi aprendió sobre el amor.

No hay drama de vida o muerte al inicio. El amor puede ser la cosa más simple del mundo. Y lo más importante, no hay que dejarse llevar por lo ficticio.

El rubio pensaba firmemente que Jungkook era aquel personaje, de brillante cabello y gran musculatura. El hombre de sus sueños, su alma gemela. Viril, inteligente y refinado.

Luego está Jimin.

A Jimin no le gusta ver películas con perritos, porque saben que van a morir y de tan sólo pensarlo llora. A Jimin le encantan los bombones asados. A Jimin le encantan las películas de Sherk, pero la última no le convence. A Jimin le da miedo meterse a lagos o ríos, porque piensa que en cualquier momento una anaconda saldrá en cualquier momento. Y así, sin parar, Yoongi jamás se cansaría de dar pequeños datos sobre Jimin.

Porque Jimin simplemente era tan real.

Y es por eso, que Yoongi se pudo sentir tan seguro de darle su corazón por completo. Porque sabía que Jimin tenía sentimientos reales por el. Por fin aprendió a separar la realidad de la ficción.

Y eso simplemente le entusiamaba tanto.

ㅡ Yoonie cielo, ¿podrías mmm, a-ayudarme con e-esto? Por favor.

Saliendo de su ensoñación, el rubio miró al tierno hombre frente a el.

ㅡ J-Jiminnie.

El rubio, tratando fuertemente de contener su risa, observó detenidamente los suaves ojos del castaño. Preguntándose una vez más, que rayos estaba pasando por su castaña cabezota.

ㅡ E-es que y-ya no los puedo sacar.

Los tierno deditos, se encontraban espantosamente enredadados y atorados en un pequeño orificio de la mesa. Un gran puchero adornada el rostro del cirujano, acompañado de un suave color rosa en sus mofletes.

Con un profundo suspiro, tomó asiento en las fuertes piernas de su pareja, y comenzó a sacar los deditos del contrario con lentitud, tratando de no lastimarlos más de lo que seguramente ya estaban.

ㅡ Se supone que tienes que usar los dedos para salvar vidas. No para andar metiendolos en lugares pequeños, tonto.

Jimin sonrió con sorna. ㅡ Ah, ¿Pero en ti sí los puedo seguir metiendo, no?

Yoongi reprimio una sonrisa. Y negó. ㅡ Me temo que se están poniendo cianoticos *, la amputación será la mejor opción.

ㅡ ¿Q-qué?

ㅡ Es broma tontito.

Jimin bufó sonoramente, y dejó caer su cabeza en la pálida espalda de su novio.

ㅡ Ya casi salen. Espera un momento más, cariño.

Jimin asintió con lentitud, casi cayendo en los brazos de Morfeo, gracias al suave olor de durazno y vainilla que provenía del rubio, junto a los suaves toques que le brindaba en sus, aún, atorados deditos. Todo pintaba bien...

ㅡ ¡Yoongi!

Puta madre.

ㅡ ¡Yooooongi!.

El nombrado, levantó su mirada, para encontrase con un agitado azabache.

ㅡ Jung-Jungkook.

El obstetra miró al tierno joven frente suyo. Con manos temblorosas depositó un refresco de manzana.

ㅡ Lo siento.

Jimin sintió la amada libertad en sus dedos, algo entumecidos, rodeó por la cintura a su amado rubio en un abrazo posesivo.

Yoongi juraba oir los casi gruñidos que emanaban de los gruesos labios de su novio. Mientras que Jungkook simplemente contemplaba a la feliz pareja, pensando en que los rumores eran ciertos. Después de todo, al ver como Yoongi se iba de la mano con aquel cirujano y el rubio evitaba todo contacto con él, fue una clara señal de que lo que sea que estuviera pasando entre ellos había acabado.

Ambos eran personas adultas. Yoongi tiene todo el derecho de estar molesto, así como también de seguir adelante y ¿por que no? enamorarse una vez más.

Concluyó que, aunque le costara admitirlo, Yoongi sólo era uno más de sus caprichos.

ㅡ Sé que te hice daño y que es algo tarde para pedir disculpas pero quería hacerlo. Entendí que lo que sentía por ti no era sano, y ahora sé que tomé la decisión correcta.

Jungkook miró los sólidos brazos del moreno, los cuales aún mantenían aquel posesivo, pero protector agarre en la delicada cintura del más pequeño.

ㅡ Eres feliz. Y eso lo vale todo.

Yoongi sonrió, mostrando aquella tierna sonrisa de gomita. Sintió como un gran peso fue retirado de sus hombros.

ㅡ También te deseo lo mejor Ggukie, ya verás que el amor llega por si sólo.

El mencionado asintió en acuerdo. Miró una última vez a la feliz pareja y partió fuera del comedor.

ㅡ Qué intenso.

Yoongi rió divertido.

ㅡ Eres un tonto, Jiminnie

ㅡ Pero soy tú tonto, Yoonie.


.

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*Cianótico, Cianosis: Falta de coloración en el tejido por falta de oxígeno.

maldita máquina expendedora. | jimsuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora