«Esta historia se encuentra siendo sorteada, si la quieres ve a la última parte que fue publicada»
-Eres molesto.
-También soy lindo
-Hartante
-¡Divertido!
-¡Y vanidoso!
-¡Y perfecto!
-Sí, eres Perfectamente Imperfecto
Historia creada por mi ca...
Entramos los dos a su "dormitorio" que para mí sigue siendo un departamento, pero ya no discutiré eso.
—Ve a tu habitación, yo pasaré por el botiquín.
Lou solo asintió y caminó donde al lugar acordado. Yo, en cambio, agarré un pañuelo grueso y en este le puse encima hielos para después envolverlos con él. Me metí a su baño y agarré el botiquín, una vez lista me dirigí a su cuarto.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Estaba sentado en su sillón cama, sí que se veía adolorido. Me acerqué a él y deposité el hielo en la herida de su frente.
—Auch... —Se quejó un poco, sólo negué en modo de desaprobación
—Eso te pasa por peleonero. —Recriminé posicionando el hielo en su mejilla—. Mira como te dejó el labio.
Con una pinza agarré el algodón y lo bañé en alcohol para después ponérselo en la herida de su labio. Su rostro mostró una expresión adolorida, nos miramos el uno al otro sin saber que decir, aunque tal vez las palabras no hacían falta.
—¿Te duele? —Pregunté burlona, su mirada de "molestia" más risa me causó.
—Sí, pero gracias a eso tengo a una linda chica atendiéndome.
Sonreí por aquel comentario, ni adolorido paraba con sus juegos, que lindo.
—Tal vez deje cicatriz... —Comenté con algo de "pena"
—¿Y me vería mal?
—No lo creó señor perfecto. —Empezamos a reír y nos miramos directo a los ojos, nunca me cansaría de ver esa mirada azul como el cielo—. Quitando lo de la pelea, gracias por esta noche.
—Me aseguraré que todos los días sean igual de perfectos.
—Tienes un problema con esa palabra. —Solté una risa algo tímida.
—Podría asegurar que fue mi primera palabra. —Empezó a reír siguiéndome el juego.
—Ya es hora de dormir, señor perfecto, yo ya me tengo que ir.
—Quédate.... aunque sea en lo que me duermo.
—Supongo que podría hacerlo, pareces un niño chiquito.
Esperé a fuera un rato mientras él se cambiaba, aproveché y me quite los zapatos, ¡que alivio! Ya estaba harta de usarlos.
Lou salió con su pijama ya puesta, eran sólo una camisa con un short, pero sin duda debía estar cómodo, en su cara se veía que estaba más relajado.
—¿No quieres cambiarte?
—¿Tienes pijama de mujer aquí?
Empezó a reír para luego extenderme una camisa junto un short, casi iguales a los suyos.
—Ponte eso si gustas. —Dicho eso salió del cuarto para dejarme pasar y cambiarme, que caballeroso de su parte.
Cerré la puerta y me quité el vestido, me puse su ropa, y cómo creí me quedaba grande. Inconscientemente pegué el cuello de su camisa a mi nariz gozando de su delicioso aroma.
Me quité el poco maquillaje, para después abrir la puerta.
—Ya estoy lista.
Entró y se dirigió a la cama acomodándose en esta, me invitó y accedí manteniendo cierta distancia.
—Si te soy sincero... nunca he dormido en esta cama, siempre me dormía en el sillón.
—¿Y eso porqué?
—Es muy grande para mí solo...
—¿No haz pensado en cambiarla?
—¿Crees que mi madre me dejaría?
Los dos miramos el techo buscando algún tema de conversación, al final fue él el que habló.
—Mi libró favorito es "¿quién se ha llevado mi queso?"
—¿Ah, sí? ¿Porqué?
—Habla sobre el cambio y el como podemos reaccionar ante este, es una fábula muy simple y fácil de entender pero eso no le quita lo bello de la lectura.
—En mi caso amo la trilogía de "canciones para Paula"
—¿Puedo saber de que trata?
—El primer libro habla sobre los dos amores de la protagonista, Alex y Ángel, también tiene a su mejor amigo detrás de ella pero cuando se entera lo rechaza.
—Es algo cruel, ¿no?
—Tal vez si le hubiera dado falsas esperanzas, estaría de acuerdo.
—¿Hay otro libro que te guste?
—Memorias de una geisha
—Sólo conozco la película
—El libro es totalmente hermoso. El como Sayuri te describe su sentir, que al principio se siente sola y abandonada. El como te cuenta que nació en un pueblo pobre y creció en una ciudad rica, lejos de toda su familia, el como la maltrataba la geisha de ahí sólo por envidia de su belleza, pero a pesar de los obstáculos logró convertirse en una de las mejores geishas de todo Japón.
—Su historia me recuerda a ti. Todos en el S-A dudaron de ti y lograste entrar en el segundo lugar, eres linda y todas te envidian, tú eres mi Sayuri.
Sonreí y sin evitarlo lo abracé soltando un bostezo por el cansancio.
—Ya es hora de dormir.
Él solo asintió y apagó la luz acomodándose a mi lado.