CAPÍTULO 24

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Me encontraba en medio de la oscuridad. No había nadie junto a mi.

De pronto, siento unos pasos detrás de mi. Volteó asustada. Pero mi corazón late más de prisa al verlo.

-¡padre!- grité.

Corrí hacia él,pero siempre me encontraba en el mismo lugar. Como si no pudiera alcanzarlo. Era extraño.

-padre....- sozolle estirando mis manos hacia él.

Mi padre me miro. Sus ojos fríos me recorrieron. Estaba enojado, y no sabía el porque.

-padre, te extraño- susurre.

Mi padre sonrió.

-por qué?.Si estoy aquí- volvió a sonreír.

Fue justo en ese momento, que mi padre sacó un arma y me disparó.

Sentí la bala entrar por mi cuerpo.

Luego vi sangre, mucha sangre.

Era la mía.

- ¡no!- me desperté.

Me senté sobre la cama, pasandome las manos por mi cuerpo, comprobando que aún estaba viva. Lo estaba.

Cerré mis ojos,con fuerza. Todo había sido un sueño. Un horrible sueño.

No podía volver a dormir, así que decidí que lo mejor sería levantarme para no pensar tanto en ese horrible sueño.

Miré a mi costado, notando que J aún seguía durmiendo. Por suerte, mi pequeño gritó de pánico no lo despertó.

Me levanté. Me enfunde un pantalón deportivo, una remera y una campera. Me coloqué las zapatillas sin hacer mucho ruido y salí de la habitación.

Empecé a bajar las escaleras,pero jamás llegue al final de la misma. ¿La razón?. Había una mujer en la puerta de la mansión.

Una mujer que reconocí muy bien.

Su pelo era oscuro, aunque corto. Su piel era blanca como la nieve. Su figura era perfecta. Todo estaba en su lugar. Vestía con un pantalón fino y una camisa con saco. Como si fuese de una oficina. Su altura normal estaba superada por la altura de sus tacos. Era muy hermosa. Tenía alrededor de 30 años. O eso es lo que mi criterio podía decir.

Era ella.

-soy la esposa de J, déjeme pasar-ordenó furiosa, a la mujer del personal.

Mi corazón dio un vuelco al escuchar sus palabras. No me lo esperaba.

-señora... Lo siento, pero el señor no me permitió....- empezó a hablar la mujer del personal.

Pero la esposa de J,no la dejo terminar. Se adentró a la mansión como si fuese su propia casa.

Tal vez lo era.

-¿puedeis mover tu trasero?- preguntó una voz detrás de mi.

Alce la vista encontrándome con el pálido. Sus ojos viajaron de mi rostro a la entrada.

CAERÁS, MI MAFIOSADonde viven las historias. Descúbrelo ahora