Unpredictable

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Su mirada recorrió la gigante estructura desde abajo hacia arriba hasta que se vio obligado a entrecerrar los ojos por la fuerte luz del sol que le daba de lleno.

Un edificio de unos sesenta y tantos niveles... era innecesaria y ridículamente enorme.

Chuuya soltó un suspiro largo y cansino. Hastiado de toda esa maldita situación en la cual se había visto envuelto por petición de su querida hermana mayor.

"¿Por qué no puede venir uno de sus tantos empleados a buscar el maldito celular?"

Había preguntado Chuuya cuando Kouyou le había dicho que Dazai había llamado desde su celular personal para decirle que su otro maldito celular, el cual ocupaba para asuntos de negocio en donde seguramente tenía un sinfín de contactos ricachones, se había perdido.

Celular el cual había quedado olvidado en el sofá el día anterior cuando el castaño esperaba a que Kouyou terminara de alistarse para ir a su cita; Seguramente el artefacto se había caído del bolsillo de Osamu mientras estaba sentado.

"Chuuya, esos hombres ya están demasiado ocupados como para darle más trabajo. La sede en donde está la oficina de Dazai no está demasiado lejos de aquí. Desearía ir yo personalmente pero tengo a una cliente que atender en menos de treinta minutos y voy atrasada"

Chuuya tenía una expresión de total desagrado. La idea de ir al lugar de trabajo de Dazai realmente no le hacía gracia.

"Chuuya, querido, por favor... Dazai realmente necesita ese celular. Tiene reuniones importantísimas que atender hoy y esa cosa no ha parado de sonar en todo este tiempo. Una llamada perdida de un cliente importante puede costarle muy caro a Dazai"

"Oh dios... qué desgracia"

Había susurrado el pelirrojo con gran sarcasmo. Realmente poco le importaba si Dazai perdía clientes o él qué sabía.

Con pesar aceptó llevar el artefacto del demonio al inútil de Dazai. Y es que nunca le negaba nada a su hermana. Y realmente, solo pensaba ir, dejar la mierda de celular en recepción e irse lo más rápido de allí.

Ese era el plan. Además, Kouyou le había asegurado que se había comunicado con Dazai para que avisara a recepción que iría "alguien" a dejar un celular. Por lo que no debían haber malentendidos ni otro tipo de problemas.

Y entonces allí se encontraba... algo intimidado a decir verdad, por el imponente edificio frente a sus ojos.

— Bien... aquí vamos... — se dio ánimos.

Avanzó hasta las grandes puertas de vidrios polarizados y al entrar, se sintió en otro mundo.

Un mundo en donde todos vestían el mismo estúpido traje y en donde todos eran estúpidamente perfectos. No reían, hablaban casi a susurros, los hombres estaban perfectamente peinados, y en el caso de las mujeres, todas tenían el mismo peinado, contaban con los mismos zapatos de tacón, uñas con una manicure excesivamente cara, y un maquillaje sobrio pero formal.

Habían dos grandes y robustos hombres que obviamente eran los guardias de seguridad, y a pesar de parecer estatuas, Chuuya podía sentir sus penetrantes miradas sobre él.

"Qué horrible..." fue lo único que pudo pensar el incómodo universitario. Sin embargo, su rostro seguía inmutable y a pasos firmes se acercó al mesón de la recepción, en donde una mujer lo observó detalladamente.

— Em...

Oh rayos... nunca pensó en qué decir.

Decir "Soy el hermano menor de la novia de Dazai y he venido a dejar su celular que quedó olvidado en mi casa" parecía ser demasiada información. Suponía que como eran los humanos, luego rondarían un montón de chismes y... no es que le importara la reputación de Dazai, pero estaba involucrada su hermana, y ella también tenía una reputación, un trabajo, y una vida personal que proteger. Por lo que decir tanto, estaba realmente de más.

uncontrolable • Soukoku • FinalizadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora