Impossible

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— Él es Chuuya, mi hermano menor — presentó Kouyou. Posó su mano en la espalda del pelirrojo más bajo — Chuuya, él es Dazai, la persona de la cual te he estado hablando.

Chuuya observó receloso al alto hombre castaño que le extendía una mano. Acaba de llegar de la universidad ¿Y ya debía lidiar con el noviecito de su hermana? Ella le había dicho que en algún momento debería conocerlo quisiese o no, puesto que el tal Dazai Osamu se había mostrado ansioso por conocer al "hermanito de su dulce novia".

¡Bah! Desde entrada Chuuya era capaz de ver que solo se trataba de otro hombre más que no valía la pena, Kouyou era demasiado para él.

— ¡Chuuya! — Llamó su atención con reproche, ya que el menor había dado una mirada de desprecio a la mano extendida de Dazai.

Dazai soltó una risa al ver los ojos azules de Chuuya rodar hasta ponerse blancos. Todo un niño. A pesar de ya tener veinte años y estar en el segundo semestre de su segundo año universitario.

Finalmente el pelirrojo aceptó el agarre de manos, y a los dos segundos ya había roto el contacto entre el más alto y él.

— Un gusto, Chuuya-kun — sonrió encantadoramente.

Chuuya lo observó con asco.

— Si, como sea— hizo un gesto con la mano, restándole importancia al asunto — Ane-san, tengo cosas que hacer, estaré en mi habitación — avisó mientras subía las escaleras con prisa antes de que su hermana lo llamase de vuelta.

Kouyou suspiró.

— Lo siento, siempre ha sido reacio a conocer a mis parejas.

— Ya veo... — sonrió — Tiene una mirada interesante. ¿Usa lentes de contacto? — preguntó realmente interesado, para ser sincero, era primera vez que veía unos ojos tan bonitos, dudaba que fueran reales.

La mujer caminó hasta la cocina. Planeaba hacer una gran cena para su novio y su hermano. Tal vez sentarse los tres en la mesa con una espectacular comida, relajaría el ambiente.

— ¿Qué? — soltó una carcajada — Oh, no, no... — negó elegantemente — Chuuya y yo realmente somos medio hermanos. Su padre fue un hombre con genes franceses... él tenía unos preciosos ojos azules.

Kouyou decidió dar por finalizado el tema.

El recuerdo de su padrastro y de su madre siempre la ponía nostálgica. El padre de Chuuya había sido un buen hombre, era el alma gemela de su madre. Lamentablemente ambos ya no estaban, pero habían vivido una vida plena, sin enfermedades ni mayores altercados, solo habían estado en el momento y lugar equivocado mientras viajaban en una autopista.



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Dazai llevaba más de un minuto esperando a que el hermano de su novia le abriese la puerta de su habitación. Kouyou le había dicho que le avisara que la cena pronto estaría lista y que de paso intentara tratar con él y llevarse bien.

— Qué niño más odioso — susurró viendo la puerta de madera.

Observó la manilla e intentó abrirla.

Imposible, seguramente Chuuya había puesto seguro.

Soltó un suspiro y buscó su billetera en el bolsillo de su pantalón. Siempre guardaba allí una o dos horquillas para el cabello. Ya fuese porque muchas veces él mismo lo necesitaba para que sus rizos desordenados no le estorbaran, o porque surgían este tipo de situaciones.

uncontrolable • Soukoku • FinalizadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora