uncontrolable • Soukoku • Finalizada

Inevitable

— Mmh... — Observó la pantalla de la laptop y sonrió — Eres realmente increíble. Sinceramente no creo que debas cambiar algo.

Chuuya frunció sus cejas en una expresión que Mark nunca había visto. Era lo más cercano a una mueca de inconformidad y berrinche.

El americano soltó una carcajada.

— Vamos, pequeño, no pongas esa cara. ¿Por qué siempre tienes la necesidad de cambiar algo que ya es perfecto?

— Porque se me hace increíble que alguien con excelentes calificaciones y que lleva más tiempo en Literatura no quiera corregir nada a alguien de menor grado.

— Tendré buenas calificaciones, pero los poemas no son mi fuerte, Chuuya-kun. Y sinceramente en todos estos años que llevo en la universidad, nunca había conocido a alguien con tu talento.

Chuuya bajó la mirada sintiendo sus mejillas arder.

— Gracias... — Susurró con una sonrisa contenta — Es solo que realmente quiero hacer bien este examen.

— Es un buen poemario. — Le acarició los cabellos. — Y deberías aprender a confiar más en lo que haces. No mires en menos tu talento.

A los veinte años de Chuuya ¿Era muy extraño que acabase de descubrir sus preferencias por los hombres levemente mayores que él?

Bien, Dazai clasificaba como un hombre demasiado mayor que él. Pero Dazai Osamu no contaba, no después de acostumbrarse a no verle más. En un principio su mente había estado inquieta por días, por semanas... pero gracias a las salidas con Atsushi y Akutagawa, los encuentros con Mark, la universidad, y los exámenes finales de ese semestre, su vida se había mantenido lo suficientemente ocupada como para ignorar el hecho de que sentía una pequeña incomodidad cuando estaba al lado de Kouyou y esta le contaba sus planes con Dazai, los cuales eran producto de la gran ausencia de la mujer en la casa.

Razón por la que ahora estaba a solas con Mark.

O al menos así era hasta que el sonido de la puerta alertó a ambos universitarios que Kouyou había llegado.

━━━━━━━━━※━━━━━━━━━

— Te ves de mal humor últimamente.

— Lo estoy.

Odasaku elevó una ceja.

— ¿Es por lo de área de publicidad?

Dazai soltó un suspiro.

— En parte. Ace no deja de descartar los modelos que llegan. Dice que no van con el nuevo concepto de la campaña. Ni el mismísimo fotógrafo se queja tanto.

— ¿Y sabes cuál es su nuevo concepto?

Dazai se encogió de hombros.

— Confío en su trabajo, solo que me gustaría que me hiciese las cosas más fáciles. Sé que no es mi problema, pero me pone nervioso que el hotel en Bangkok está a tres meses de su inauguración y Ace aún se sigue regodeando con los modelos.

Odasaku paseó la mirada por la oficina de Dazai. Todo parecía estar en orden, lo único extraño era la actitud tan devastada en la que estaba inserto el hombre frente a él. Le llevó a los años más difíciles del castaño, en donde la universidad había sido incluso más difícil por el peso de estudiar algo que fuese compatible con su futuro en el puesto importante de las empresas de Mori.