Una de la madrugada.
La oscuridad era vencida por una lámpara cerca de una cama individual.
Ojos esmeraldas esperando impaciente por los mensajes que vendrían rápidamente.
|¿Comiste bien?|
Yū no dejaba de mensajear a Mikaela durante las noches, quien se encontraba en un viaje debido a sus altas calificaciones en la academia donde ambos iban.
Además de tener a Shinoa, Kimizuki, Mitsuba, Yoichi, Narumi, y a su tutor Guren junto con su pareja Shinya, Mikaela era el único sabor de su vida que no cambiaría por nada.Había pasado una semana desde su partida, y a pesar de todo lo extraña mucho; la duración de dicho viaje era de un mes puesto que a parte de ofrecer un tour por toda Francia, eran candidatos para un concurso de conocimientos a nivel nacional. Para ser presumidos, el rubio ganó tres veces consecutivas en honor a su escuela, logros que dentro del corazón del moreno eran medallas brillantes que atesoraría toda su vida.
Nuevamente, el de ojos celestes respondió:
|Sí. Pude probar al fin un croissant. La comida de aquí es muy distinta al sazón de Japón y un poco más... Voluminoso y elegante.|
| Pero no podría comparar con la comida que haces, Yū-chan.~|
—Éste idiota quiere hacerme enojar... Sabe muy bien que se me quema el agua.
Sus dedos fueron moviéndose con más rapidez por ese último texto.
|Jaja... Gracioso.|
|Claro que mi platillo principal, Cereal a la Leche es mejor que cualquier otro. Debes sentirte afortunado de probarlo. |
Los juegos sarcásticos de ambos era una clave de unión fuerte en su relación. Nadie sabia que Yū y Mikaela se gustaban en secreto, sin embargo no era para hacerse oficial ya que la reputación del rubio podría irse a abajo, la escuela no toleraba relaciones de ese tipo y justamente Krul, la madre adoptiva de Mikaela, estaba a punto de darle una demanda a su institución.
Ambos padres estaban al tanto de ello y respetaban, aceptaron que su relación fuera en secreto y no en los pasillos de la escuela, añadiendo la casa de los dos como excusa para hacer tarea.
Era difícil, pero si querían que no tuvieran problemas debían respetar hasta entonces; solo que hay ocasiones donde Mikaela recibe muchas declaraciones tanto de chicas como de chicos, y cada uno llegó pasar por sus analizadores ojos del pelinegro dando una conclusión de ser lindos o no y compararse.
El rubio pidió que se detuviera, pero era inevitable para el menor que algunas personas podían ser llamativas y aún así las rechazara.Lo que no tenía en claro Yūichiro, es que a Mikaela no le importaba nadie más si no era él.
|Tienes razón. Debemos hacer público tu plato, ganarás millones.|
| Ah... |
Yū notó ese último mensaje y podía adivinar qué deseaba el rubio.
|¿Qué pasa?|
| Nada grave. |