En cualquier parte del mar se conoce la existencia de una tripulación que embarcaba desde las sombras, nadie notaba su presencia en los puertos hasta que llegaban de sorpresa a ellos; todo durante ese siglo la vigilancia del reino ruso encontraba las mejores posibilidades para mantener en extremo cuidado a sus habitantes, jamás habían tenido conflictos tan grandes con aquellos dichosos piratas... hasta ese día.
Se cuenta que el líder de aquella banda busca tesoros era el más temido por toda la costa europea, que a pesar de haber sido retado a muerte más de un par de veces nunca se vió rendido. Solo se sabe la historia de la pérdida de su ojo en su primera batalla con piratas más corruptos de las orillas, siendo ahora un buen motivo por el que es conocido en cualquier mar.Los pocos que lo conocían sólo sabían escasos detalles de aquel joven líder; sí, un muchacho rubio que no llegaba ni a la edad adulta era capaz de poner a temblar miles de pieles vivas al pasar y cuando se pronunciaba su nombre: Merzeth. O mejor dicho, esa es la impresión que buscaba con aquel apodo, una tan lograda que tenía a miles de barcos persiguiendo el rastro marino que dejaba su navío.
Sin embargo, ya no buscaba solo un cofre con millones y perlas brillantes, su interés había sido más avariciosa de lo pensado: una princesa.
O mejor dicho... Un príncipe.
━━━ ¡Detengase! ¡Mi padre sabrá de ésto cuando vea que no me encuentro en mi habitación! ¿¡Acaso me están escuchando!?
━━━ No sabía que el Granate fuera tan quejumbrosa, ¿a quién se le ocurrió raptarla en plena ceremonia de compromiso?
━━━ No seas idiota, son órdenes del capitán. ¿Sabes lo que le sucedió a aquel que le desobedeció por un encargo?
Ambos cómplices del robo de su alteza discutían mientras tenían en brazos al heredero del gobernante supremo de la isla de donde provenía Merzeth. No se trataba de un pirata que le gustase quedar por días desconocidos en un hogar con desconfianza total de ser atacado por tus crímenes, sin embargo, podría decirse que estaba muy interesado en aquella pieza de ajedrez magistral y tan solo siendo un joven amado por una nación.
Ah, un detalle, planeaba desde un inicio quemar todo el reino por solo obtenerlo a su lado.
El joven de mirada esmeralda pataleaba con tantas ganas que podría romper las costillas de quien le tomaba con fuerza y también casi llegaba al estrés si no tuviera una recompensa al llevar el botín, además de alargar su vida dentro del barco; los gritos alarmaron a los guardias que vigilaban todas las horas del día, comenzando una persecución digna de imaginar:
A pesar de ser dos miembros de Merzeth, ingeniaron sus pasadizos secretos que ellos mismos armaron durante el plan, pues unos guardias comunes y corrientes no se comparaban a ese toque de vandalismo en sus técnicas de salto y velocidad. No dos o tres caballeros del reino los seguían, podrían ser muchos más si no fuese porque muchos más se alertaron de la emergencia.
━━━ Su alteza Yuichiro está en manos de ese salvaje. ¡Atrápenlos!
Acataron a unisono los demás miembros, aumentando su velocidad en su rastreo por encontrar a ambos sirvientes con el legado real. Pasaron desde el pequeño mercado hasta los negocios que se asomaban casi al puerto, donde seguramente esperaría el barco para irse con los tres buscados. Pero, a pesar de que tenían buen ojo para detectar cada detalle del cual estaba construido las paredes del pueblo, nunca se percataron que podrían encontrar puertas escondidas en los escombros menos notorios.
Los pasos era polvo en el viento, la respiración nula y los movimientos golpeaban como las hojas de otoño al piso, el único inconveniente era tener que cerrarle la boca al chico que mantenía su carácter junto a su voz de cacatúa en ansiedad.