Cliente

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—Psst.

Un sonido que ni el pelimorado pudo percibir debido a la cantidad de tickets de pago que había en su mesa.

—Psssst.

De nuevo, ninguna respuesta. Tuvo que rendirse optando por su opción de golpearle levemente el hombro robándole su atención en pocos segundos a comparación de lo que logró con sus labios.

—¿Qué pasa?

—¿Ya viste quien llegó? —preguntó divertido mirando al trío de clientes recién llegados y colocados en la misma mesa de siempre. De ellas solo una figura resaltaba puesto que además de verlo su nombre no podía olvidarse.

El de cabello negro rió maliciosamente.

—Quiero decirle.

—Noooo — rogó Lacus haciendo un puchero—, la vez anterior ya le habías avisado, me toca a mi ver su expresión de cerca.

— Eres malísimo en dar avisos disimulados, la ultima vez casi tiraba un pedido de cafés por gritar su nombre en plena cocina — espetó René empujándolo levemente para que dejara de golpear su hombro, volviendo a mirar al pelinegro que se sentaba con algo de nerviosismo en su mesa.

Sí, ese mismo que se repetía en cierto rubio destacado del local.

— Bueno, como sea. Lo haré.

—¡Hey! Quiero ver eso, espera.

Ambos corrieron de puntitas hacia el destino que creían encontrar al rubio con una leve risa imaginando la típica cara que se dibujaba en su rostro.
Atrás de la cocina se encontraba la bodega de utensilios, esa vez su gerente no paraba de acosarle -como siempre suele hacerlo cuando se trataba de Mikaela- con que tendría menos trabajo si le ayudaba a arreglar sus papeles en la oficina privada detrás del café. Una petición demasiado obvia de negar y lo cambió por arreglar los cubiertos, servilleteros, platos, vasos y entre otros objetos de mesa dejándolo con su sueño echado al río.

Todo el personal conocía muy bien a su gerente Ferid, tanto que los reportes eran comer galletas diarias para la jefa principal del negocio: Krul Tepes; a comparación del pelo plateado ella consentía mucho al ojos celestes, y eso se demostraba mucho en sus pagos mensuales.
Para ser un nuevo recluta en dos meses le iba mejor que a los demás, además de ser una cara llamativa para la clientela por las altas propinas que dejaban en nombre del servicio de Shindo era un punto a su favor en el local menos visitado de Nagoya.

Lacus y René llegaron frente a la puerta entreabierta que mostraba un pedazo de la camisa blanca cubriendo el brazo del rubio moviendose constantemente por pasar una y otra vez un trapo en las cucharas.

— Aquí vamos — susurró emocionado el pelimorado ocultando su gesto y aparecer con una cara más seria, al igual que René.

Éste empujó la puerta poco a poco alertando la fijación de Mikaela hacia ambos, teniendo unos ojos curiosos por saber a qué habían llegado. —¿René? ¿Lacus?

—Hey, Mikaela. Parece que estás muy ocupado — exclamó René mirando de reojo de complicidad a Lacus quien estaba a punto de sacar su móvil para grabar tal escena.

—¿Necesitan ayuda? — cuestionó dejando la cuchara y el trapo en su mandil prestando toda atención a sus compañeros de trabajo.

—Oh, no, no. Nada de eso, venimos a decirte que...

— Necesitamos que vayas a echarle un vistazo a la mesa seis, uno de los clientes quiere que tú los atiendas — lanzó a trampa directamente el pelimorado con un ademán señalando el punto exacto donde se ubicaba la mesa.

After Moon |MIKAYUU|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora