Capítulo 6: Sentimientos.

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El bicolor camina ensimismado, demasiado absorto en sus pensamientos que prácticamente no puede atisbar lo que acontece en su entorno y tampoco depara en las miradas indiscretas de sus compañeros de clase, quienes yacen esparcidos en la sala común de Heights Alliance. El adolescente escucha la música emitida por su reproductor a través de sus audífonos, seguido del tamborileo de sus dedos contra el muslo y sus orbes permanecen clavados en un punto fijo, a veces se cierran al oír el estribillo de la canción sumergido en su mundo imperturbable. Necesita sus momentos en silencio, donde nada más están él y los repentinos divagues que se atraviesan de forma esporádica en su conciencia, a pesar de que en los últimos días una imagen ajena se halla fluctuando de manera clandestina y sin darse cuenta ya suspira al pensar en (T/N), la chica de particularidad increíble. Su súper velocidad de Mach 5 es un factor muy ventajoso a la hora del combate, rescate y otras tareas que se ven implicadas al ser un héroe, sin embargo, su talento no es precisamente lo que le llama la atención.

Él no es de esos experimentados en el tema de sentir, más bien se da la libertad de zafarse lo posible de ellas y que no le estorben en el camino hacia la cima de la montaña. Tiene prioridades y para nadie es un secreto que por eso está al margen, le sería beneficioso no romper con esa decisión pero lo que se esforzó en construir cayó por su propio peso, dejándolo desorientado y la deriva. Todoroki está siendo atacado por una serie de sentimientos que lo sacuden, se pregunta si aquello es amor o tal vez un capricho sin importancia; no quiere descubrirlo, el miedo es mayor que ello. Eso representa demasiadas complicaciones, un obstáculo para su meta establecida y aunque así lo quisiera, esa sensación le aprieta el corazón cada vez que la observa furtivamente, cuando admira su implacable tenacidad desplegada en la lucha y al apreciar su serena voz que expresa con gracia lo que opina, un vuelco desconocido proveniente de su corazón que late apresurado al pensar en lo linda que luce al sonrojarse. Y esto sucede cada vez que le dirige la palabra, comportándose extraña.

Se pasó una mano por las hebras rojizas, un poco frustrado por la marea de nuevos sentimientos erosionando las rocas de su fortaleza y la tempestad se detiene, dándole entrada a la calma que recupera su rostro. No muestra aflicción ni desosiego, se ocupa en transmitir esa serenidad que lo caracteriza y suspira cual soñador empedernido, tan enganchado que cualquiera se le caería la mandíbula al percatarse de que están tocando una membrana sensible, cubierta de polvo.

Flashes de instantes parpadean en su mente, recordando lo bonita que se veía en el festival y de la mano de quien iba, esto produjo en el protagonista un trago amargo que con dificultad ignoró, haciendo caso omiso a los comentarios de sus amigos sobre la supuesta pareja que hacían (T/N) y Bakugou. Porque aunque se atreviera a negar lo inevitable, una chispa en su interior desea que esa sonrisa sea por y para él.

La mencionada ingresó por el umbral, cabizbaja y la congoja latente en su semblante pero nadie lo notó. Disimuló la angustia centelleante en sus ojos, camuflándola con una fachada que ya se había acostumbrado en levantar si se sentía insegura y expuesta, sembrando un deje de incertidumbre en el muchacho que analizó sus facciones. Puede ser callado e inexpresivo, pero posee un afortunado don que le permite descifrar y leer a los demás. Deseaba preguntarle que le ocurría pero divisó los mortíferos iris escarlatas del rubio ceniza; amenazantes y advirtieron que no se metiera en asuntos que no son suyos.

—Oi, (T/N)-chan, tienes unas ojeras demasiado pronunciadas —musitó Ochako, cuando estuvo cerca de la fémina y esta sonrió.

—Es que me quedé leyendo toda la madrugada un manga buenísimo, creo que descansando bien ésta noche se disminuirán un poco.

Para Todoroki no fue complicado saber que eso era una mentira piadosa para que los demás no se alteraran, la de cabellera larga hacía aquello para disipar cualquier preocupación innecesaria. Sin entablar extensas conversaciones parecía que ya la conocía, sus mañas y gustos, miedos y fortalezas. A través de las ventanas de su alma que pintaban un lienzo de colores, colores que manifestaban múltiples sentimientos; los mismos que se le hacen forasteros y que luego se vería obligado a pararse en la verja.

En sus córneas se asomó la cristalina pesadumbre, un áspid estrangulando su tráquea y la inevitable incertidumbre plasmada en los vitrales de su alma, la cual se degradaba a un sinfín de tonalidades diversas por la torrencial angustia que se hospe...

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En sus córneas se asomó la cristalina pesadumbre, un áspid estrangulando su tráquea y la inevitable incertidumbre plasmada en los vitrales de su alma, la cual se degradaba a un sinfín de tonalidades diversas por la torrencial angustia que se hospedaba en los rincones de sus entrañas; acechando, maquinando un malévolo plan que la condujera a la más cruel desdicha. Su hermano la observó con fingida tranquilidad, impaciente por el burbujeo de pensamientos alegóricos que desembocaba en el cauce. Yace enmudecido, inmutable a lo que narrativa la menor con infinito pesar en su corazón, la balanza de su decisión inclinándose hacia algún extremo sin darle tregua. (T/N) respira hondo, buscando oxígeno y la fuerza que han mermado desde que se enteró de su condición médica, sus manos tiemblan y se afianza al barandal de la escalera manchándola del líquido carmesí que instantes atrás brotó de su boca, insistió en pasar por alto aquello pero era demasiado evidente que ocultaba algo importante... de pronto se veía como una pequeña niña de tímidos ojos oscuros, apenada mirando sus zapatos de charol y las cuencas desbordantes de lágrimas que eran retenidas por orgullo.

—Jamás consideré la idea de que esto me pasaría, por amor a los Dioses —su voz se rompió en miles de pedazos y la fortaleza que aparentaba se cayó como una máscara—. No están conforme con todos los problemas que me han perseguido desde que tengo uso de razón, es como una condena eterna que me orilla a usar grilletes y dicta el más inhumano castigo. ¡Si él no siente eso por mí podría morir! O simplemente arrancarme esa flor de los pulmones, cortando la posibilidad de volver a sentir amor.

»Unos tienen tatuajes, marcas de nacimiento, un animal espiritual pero me encuentro con este muro en mi sendero. Un sentimiento que me está apretando los órganos al paso que crece y aumenta; las raíces, los tallos verdes, los pétalos blancos abultados. Es hermoso en la misma medida que peligroso. No sé si podré correr ese riesgo, no puedo.

—Nunca te escuché decir "no puedo" —replicó Ayato, colocando su mano en el hombro de la fémina y torciendo el gesto—, porque a pesar de las fatalidades y percances que eventualmente se han producido en tu vida, te edificas y asciendes. Ese término que acabas de emplear no corresponde a tu vocabulario, porque eres mucho más que una estudiante común. Para mí ya eres una heroína y tengo la certeza de que sabrás elegir la opción indicada.

La melodía de repique que emite su teléfono la sacó de su ensoñación, aterrizando y colocando los pies sobre la tierra. Se peina las alborotadas hebras al levantarse del lecho, sujetando en su palma derecha el aparato que muestra el nombre del aludido varón con un sencillo mensaje implícito:

"Por favor, baja a la cocina cuando den la medianoche. Es sustancial.

No le digas a nadie más".

No sabía a que se refería, ni mucho menos lo que deseaba hablar o lo que sea que fuese a hacer. Solo el hecho de que Todoroki Shoto, quien sembró el narciso que permanecía mortífero e inmaculado en su interior, pedía verla en un par de horas. A solas. Respuestas concisas intentaron fluctuar en su mente que dio vueltas en espiral, sin hallar una contundente y se encogió de hombros resignada, frotándose el puente de la nariz para lanzarse sobre la superficie mullida de la alfombra. Ese chico haría que le diera un infarto un día de esos.

Pétalos Congelados ❀ Todoroki ShotoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora