Por un par de segundos pensé que el día seguiría su curso normal, pero no, estaba bastante errada al creer que las anomalías se detendrían. Aunque si no fuera por Mina —quien entró a mi habitación de manera escandalosa gritando cosas que no entendí— hubiese optado por hundirme los confines de mi conciencia y meditar, a pesar de que eso sería motivar mi leve trastorno. Las preguntas de la chica de cabellos rosados me impedían encontrar una razón lógica de porque me sentía así de pronto; el vuelco en mi pecho al ver a Shoto que no podía evitar relacionar con mi malestar físico, desde que inicié a observarlo y tenerlo clavado en mi nube de pensamiento recurrente es que me sentía vagamente extraña... esa sensación que parecía crecer a medida que transcurría ese período estudiantil.
—Hey, (T/N)-chan, ¿me prestas tus sandalias doradas para usarlas esta noche? —pidió Ashido, con ojos suplicantes y un leve puchero a lo que no pude contener mi risa, asintiendo.
—De acuerdo, pero que no se te olvide contarme con lujo de detalles tu cita con Sero-kun —pronuncié, recostándome en el acolchado puff de mi habitación.
—Hablando de citas... ¡todos saben que irás con Bakugou! Es la mega bomba, algunos comenzaron a hacer apuestas de que terminarían juntos como la bella y la bestia, pero lo dudo mucho —soltó la de iris negros, cerrando mi armario y posando su vista en mí.
Respiré, hastiada de los chismes que se expanden como pólvora en los pasillos de la U.A, porque como si fuera poco había inventado que el rubio y yo tenemos un romance secreto. ¡Ni hablar de cuando supuestamente entré a su recámara a la medianoche! En mi defensa puedo alegar que ese idiota había secuestrado mi oso panda de felpa y ni modo, tenía que salvar al Señor Cariñoso de sus garras, sus venganzas me intimidan en determinadas ocasiones.
—Somos amigos, además, ¿Katsuki enamorado? ¿Qué sigue, nadar con vagabundos y robar autos? —expresé con sarcasmo, conectando el cable auxiliar a mi teléfono y escuchar música.
Mi amiga calló, observándome como si estuviese considerando algo que desconozco y quizás con un rastro de perplejidad visible en sus rasgos. Esto por supuesto me dio cierto recelo, chasqueando la lengua en señal de "no empieces" enfoqué mi atención en lo que podría vestir; siempre fui de usar vestidos —por mi delgada complexión y lo mal que me quedan los pantalones— pero ésta vez quiero una prenda distinta, tal vez descartar el color negro que predomina en mis atuendos.
—¿De verdad no te haz dado cuenta de la forma en que te mira? —dijo ella, su gesto interrogante y con la mano en su barbilla.
—No, porque lo hace normal. Soy como Kirishima pero mujer y de seguro es la explicación por la cual no me insulta tanto como a ustedes.
Para nadie es un secreto que Katsuki es un caso perdido, que su temperamento es volátil y la mejor metáfora que se puede emplear para describirlo es como un volcán dormido, nunca sabes en que instante puede despertar y por consiguiente hacer erupción. Pero yo nunca tuve problema con éste, en parte estaba acostumbrada a las personas con personalidades complicadas y no me costó comprenderlo, mostrando una simpatía que a él le sorprendió, sin embargo, al principio me atacaba con su quirk y verbalmente, eso cambió cuando se fijó que no soy tonta ni débil. Para mí, esa es la sencilla respuesta y tampoco deseo darle más vueltas al asunto.
—No lo sé, (T/N)-chan, a mí me da la impresión de que le gustas así sea poquísimo —opinó la de kosei ácido, expectante por mi reacción pero me quedé neutral—. Lo que me hace pensar, ¿a ti te gusta alguien?
No contesté, jugando con mis accesorios predilectos y rogando que la chica desviara la charla a otro tema menos tenso, pero conozco a la perfección a Mina Ashido como para saber que no estaría conforme hasta que yo escupiera la verdad y por ende, esto me limitaba bastante, si mentía ella lo distinguiría —no por nada se autoproclama como mi mejor amiga—. Eso no es lo peor del caso, sino que me obligaría a decirle porqué me reservo eso con tanto recelo.
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Pétalos Congelados ❀ Todoroki Shoto
Fiksi PenggemarContadas son las personas que conocen la vieja historia sobre la planta que habita en los pulmones del individuo y crece a medida que aumenta el amor hacia su alma gemela, por lo que era como un rumor vago; casi fantasmal que apesar de los años que...