Capítulo 1: Tiempo.

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Transité en medio del abarrotado pasillo, algunos me empujaron y creí caer al suelo pero mantuve el equilibrio porque aunque mi altura es considerable, mi delgadez siempre me jugó en contra. Esa mañana no se salía de la rutina que llevo desde que entré en segundo año de preparatoria en la U.A donde estudian lo mejor de lo mejor y la mayoría de los héroes de élite salieron de ahí, así que era algo increíble poder aspirar a ese sueño que fue sembrado en mí tiempo atrás.

Me quité el cabello que cubría parte de mi rostro y solté un bufido al distinguir que la cafetería se encuentra en un estado peor del que pensé, al menos tenía un punto a favor por guardar comida en mi habitación y traerla escondida en mi mochila porque nunca se sabe cuando el hambre llega. Sentí mi teléfono vibrar en mi bolsillo y lo saqué para encontrarme con varios mensajes de mi hermano mayor, que seguramente estaría preocupado por no haberme reportado en las últimas veinticuatro horas, pero no es como si fuera la primera vez que desaparezco de la nada y me sumerjo en mi letargo que dura de dos a tres días.

Es lo que acostumbra, Ayato me regaña por estarme aislando de la gente y divagar tanto en pensamientos —que según él— no me traerán nada positivo a mi vida, pero no es como si considerara aquello. Después de todo, se acerca la fecha en la que el terrible suceso desmoronó lo que antes podía llamar familia y al tonto no le gusta hablar mucho de eso, sigue teniendo esa idea loca de que soy una niña de la cual proteger del peligro.

Saludé a mi grupo de amigos, que en parte resulta ser bastante disfuncional pero para mí está más que bien y es que en estos meses conviviendo con ellos pude desarrollar cariño a sus extrañas personalidades pero ¿a quién engañaba? Es evidente que me sacan varias risotadas con sus recurrencias y peleas cotidianas.

—Entonces, el festival será este fin de semana y será muy divertido —comentó Kaminari, haciendo señas raras con las manos—. Habrán juegos, puestos de comida, fuegos artificiales y muchas cosas más escuché decir, ¡así que deberíamos ir!

Mi nariz se arrugó en gesto de desagrado y esperé a que Katsuki soltara algún comentario irónico que desconcertara al rubio eléctrico que no deja de pensar en chicas, sin tomar en cuenta que es bastante cretino en ese tema y por consiguiente todas solían huir de él.

—¡Hombre, es una excelente idea! Podemos ir como grupo y así rompemos con la rutina —apoyó el pelirrojo teñido, enseñando su dentadura puntiaguda y levantando el pulgar.

—Pero yo me refería a que busquemos parejas, todos los demás lo harán y no seremos los bobos que vayan juntos porque están más solos que traje de baño en invierno —se quejó el contrario, ganándose una expresión confusa por parte de Sero que se cruzó de brazos—. ¡Invitemos a una chica! Menos tú, (T/N). Puedes ir con Bakugou, ya que nadie los soporta.

—¡¿Que demonios dijiste pikachu barato?! ¡¿Acaso quieres que te explote aquí mismo?! —gritó el cenizo, casi botando espuma por la boca de la rabia, algo usual en su persona.

Esto por supuesto atrajo varios pares de ojos curiosos por las escena que se montaba Bakugou en pleno comedor, en parte es gracioso de ver ya que mi reacción siempre es reír y molestarlo más para que se pusiera histérico, amo ver el mundo arder por ese chico y quizás por eso lo puedo llamar amigo. Un apenado azabache intentó evitar que ese rollo continuase pero como siempre lo ignoraron, así que no me sorprendió que éste se rindiera y escondiera su rostro con sus manos, a veces pienso que Hanta es el más normal de nosotros.

—Oye, oye. No entiendo porque dices eso de pedirle a una chica que vaya contigo al festival si todas corren despavoridas cuando te les acercas —hablé, tomando un sorbo de mi frappé mientras veía de reojo como el musulmán se mordía la lengua para no reventar a carcajadas y Kirishima lo secundaba—. Ninguna quisiera ir contigo en su sano juicio.

Pétalos Congelados ❀ Todoroki ShotoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora